lunes, 23 de mayo de 2011

EL SISTEMA POLITICO DE LOS TALENSI DE LOS TERRITORIOS DEL NORTE DE LA COSTA DE ORO de Meyer Fortes en Sistemas Políticos Africanos. Traducción de Leif Korsbaek


EL SISTEMA POLITICO DE LOS TALENSI DE LOS TERRITORIOS DEL
NORTE DE LA COSTA DE ORO[1]

MEYER FORTES

I El País y su Pueblo
En los territorios del norte de la Costa de Oro viven casi tres cuartas partes de un millón de gentes que pertenecen a la raza negra. Ellos forman parte de un gran cúmulo que se extiende hacia dentro del Africa Occidental Francesa, que hablan lenguas relacionadas y comparten la misma cultura básica. A este cúmulo pertenecen los tallensi que hablan un dialecto del mole-dogbane, la lengua dominante en aproximadamente la mitad oriental del área cultural que estamos considerando. Al sur de ellos, más allá del río Volta Blanco, viven los mamprusi que hablan un dialecto que casi no difiere del de los tallensi, pero que practican una cultura algo diferente. Económica y demográficamente los mamprusi se distinguen de los tallensi en muchos aspectos[2]. Las otras tribus que colindan con los tallensi -los gorisi (o nankaasi), los namnam o, como se llaman comúnmente, los kusaasi- difieren tan poco de ellos que se les podría considerar como subdivisiones de una sóla unidad cultural. En total suman unas 170,000 personas en territorio británico.
Los tallensi suman alrededor de 35,000 gentes. Si los describimos como una tribu se sugiere la existencia de una unidad cultural o política cohesiva, por lo menos, bien definida, que los diferenciaría de otras unidades similares. En realidad no es posible delimitar a ninguna de las "tribus" de esta región por medio de una frontera precisa, que sea territorial, lingüística, cultural o política. En todos los aspectos cada tribu confluye con sus vecinas. En las zonas de transición entre dos "tribus" se encuentran comunidades por igual ligadas a ambas por medio de contigúedad residencial y lazos estructurales. Una frontera de poca precisión y claridad señala, de una manera igualmente superficial y aproximada, a los tallensi como un agregado de comunidades donde se habla un sólo dialecto y que comparten más rasgos culturales y más lazos sociales entre ellos que entre las "tribus" vecinas.
Los habitantes del país Tale se llaman a sí mismos talen, a distinción de los mamprusi, los gorisi, etc. Entre ellos, sin embargo, se destacan los clanes que residen en y alrededor de las colinas Tong como los auténticos tales[3].
A estos y a otros clanes de los tales les fue necesario subyugar por medio de la fuerza militar, lo que produjo un respeto duradero por el poder del hombre blanco. Desde entonces (aproximadamente 1911) se ha venido desarrollando bajo el control británco un sistema de administración cuyo objetivo principal sería el mantenimiento de la paz y asegurar la fuerza de labor y los materiales necesarios para abrir el país. De una manera cruda e inmediata basada en las instituciones nativas sin embargo dotaba a los funcionarios indígenas de poder, respaldado por la sanción de una fuerza que era al mismo tiempo diferente de y superior a cualquier fuerza que la tradición les permitiría[4]. Al lado del sistema así impuesto siguen existiendo instituciones políticas, aunque parcialmente absorbidas por el nuevo sistema, ya que los fines que persiguen se distinguen claramente de los del nuevo sistema. Aparte de la administración ningún otro agente de contacto actúa dentro del país, y los fundamentos del sistema social nativo sobreviven intactos[5].

II El carácter del sistema político.
Hace veinticinco años ninguna persona poseía la autoridad total sobre todos los Tallensi: nadie podía cobrar impuestos o tributo, o exigir servicios a todos. Nunca se reunieron para fines de protección contra un enemigo común. En breve, no existía ningún gobierno tribal o ciudadania tribal, no había ningún estado centralizado ejerciendo funciones legislativas, administrativas, jurídicas y militares para bien de toda la sociedad. Hasta que el gobierno británico los convirtieron en súbditos de un estado extraño, con la obligación de rendir ciertos servicios y obedecer ciertas leyes y, en cambio, con el derecho a protección y libertad de movimiento, era peligroso viajar fuera de la propia comunidad, a menos que uno contara con el salvo-conducto de parientes de otros clanes.
El sistema político indígena de los talensi tiene un carácter distinto. Está basado en una estructura social que determina el status, los derechos y las obligaciones de los individuos y define las unidades - tanto territoriales como las asociacionales - que trascienden el grupo doméstico y sobreviven los cambios de la membresía debido al nacimiento y la muerte de los miembros. Una constitución diferenciada asegura el liderazgo formal y la autoridad dentro de cada unidad, y existen instituciones que las articulan en dependencia mutua, obligándolas a cooperar para el bien común y regulando sus relaciones, tanto hostiles como amistosas. Finalmente existe una serie de sanciones explícitas que mantienen el sistema.

III La guerra.
Antes, ocasionalmente se desató la guerra en el país Tale. Durante las últimas tres generaciones hemos visto tres guerras en escala mayor, que involucraron a casi todas las comunidades tale pero, significativamente, ninguna de las "tribus" vecinas. Con más frecuencia ocurrieron pequeños conflictos, tanto entre los clanes Tale como entre estos y los clanes vecinos de no Tale.
En las guerras generales la afiliación de las fuerzas siempre respondió a la princiapl segmentación que entrecruza la sociedad entera. Las mismas comunidades siempre pelearon del mismo lado, ayudándose mútuamente por razones de lazos de relaciones clánicas, de residencia, de comunidad o de ideología. A veces ocurrió un conflicto armado entre diferentes unidades que se apoyaban en las guerras; pero esto no se consideraba como "guerra".
Una guerra general abarcó una serie de escaramuzas sin ningún método organizado de ataque o defensa colectivo o dirección militar y sólo duraba dos o tres días. Tan abruptamente como se había iniciado, se acabó - tan pronto como los clanes que iniciaron las hostilidades hicieran las paces.
Cualquera que fuera la razón, siempre era un pecado instigar una guerra. Una guerra ocurrió cuando los miembros de un clan cometieran una grave injuria (como por ejemplo un asesinato) contra los miembros de otro clan separado del propio por barreras sociales más poderosas que los lazos que los unieron. No era una herramienta política sino un acto de venganza. Su objetivo fue castigar y no conquistar. Una conquista territorial era incompatible con la estructura social y tampoco se permitía la toma de prisioneros o de botín. Un tabú muy fuerte prohibía que se guardara algo de la comida o del ganado saqueado en la guerra. Todo debería consumirse o destruirse inmediatamente. Y sin embargo la guerra se distinguía claramente de la autodefensa armada. Matar a alguien en la guerra, aunque místicamente peligroso, no se consideraba como un homicidio como sería el caso si hubiera ocurrido en un pleito particular.
Una guerra podía ocurrir solamente entre comunidades colindantes o si las comunidades que se encontraron entre los grupos enemigos eran aliados de los atacantes. Implicaba la ausencia de lazos de relaciones clánicas entre los dos clanes en conflicto, por lo cual podían ser relacionados por medio del matrimonio. La frecuencia más alta de matrimonios se encuentra entre comunidades colindantes; por esta razón los parientes y los relacionados por medio del matrimonio estarían entre los enemigos. Era necesario tener mucho cuidado, ya que el matar a tales parientes sería al mismo tiempo un pecado y una violación de las reglas de conducta vigentes entre afines. Era imposible tomar prisioneros ya que serían generalmente parientes del clan que los tomarían -personas para cuyo bienestar y en cuyo nombre los ancianos de este clan deberían hacer sacrificios a sus espíritus ancestrales.

IV La red de relaciones clánicas y la segmentación fundamental de la sociedad Tale.
La guerra entre los tale nos revela los principios básicos de la organización política nativa. Cualquier intento de analizar esta organización tiene que partir de una definición más precisa de las unidades que se han llamado "clanes". En su constitución real varían significativamente, pero su forma básica es la misma.
Una comunidad se llama un ten, una palabra que refiere principalmente a la tierra en su aspecto material. Indica también la tierra en su aspecto místico (vease más adelante, p.....). Ti tene puede significar todo el país del cual el país Tale constituye una parte, o solamente el país Tale, o la comunidad, según el contexto de la discusión. Ten en el sentido secular no es un concepto territorial pero siempre indica una unidad social localizada, una comunidad o una parte de una comunidad.
La vértebra de cada unidad residencial es un clan, una parte de un clan o un conjunto de clanes. Los nativos perciben un tal clan local como un linaje agnático expandido cuyos miembros todos son "consanguíneamente relacionados" (deyam) entre ellos. En efecto, el tipo más común es el clan compuesto que abarca a dos o más linajes máximos[6], cada uno ocupando aproximadamente su propia sección de la comunidad. Los miembros de un linaje máximo tienen que respetar las reglas de exogamia. El corolario de esta regla es el derecho que tienen los miembros masculinos de heredar mútuamente a las viudas, si esto no implica una violación de las reglas de parentesco[7]. Estas reglas, las normas básicas del sistema clánico, se extienden a los otros linajes máximos relacionados mediante lazos de relación clánica, si pertenecen al mismo clan. Los linajes máximos que conforman un clan compuesto, no obstante la relativa autonomía que rige su mutua relación , son sujetos a obligaciones y privilegios recíprocos, claramente definidos, que se manifiestan en situaciones ceremoniales, en las transacciones económicas y legales y en las instituciones religiosas.
Los que no son miembros refieren a un clan como a "las gentes de tal o tal lugar", o sea tendem. De las tumbas de los antepasados se puede concluir que las comunidades más antiguas llevan por lo menos tres siglos siendo habitadas por los clanes locales de la actualidad. De acuerdo a la teoría nativa los lazos de consanguinidad, y por ende membresía de un clan, nunca se extinguen. Nuevos linajes máximos no pueden surgir mediante la fisión de los existentes.
Como es el caso con los linajes máximos que constituyen un clan compuesto, aunque en menor grado, los mayores segmentos de un linaje máximo son relativamente autónomas genealógica, ritual y jurídicamente, aunque estrechamente unidos por lazos de las generaciones, implicando frecuentemente una dispersión territorial, realza las fuerzas centrífugas que promueven la autonomía relativa de sus segmentos; pero las fuerzas centrípetas de los lazos clánicos, del culto religioso común y, con frecuencia, de la interdependencia política, asegura su cohesión. En su extensión temporal cada linaje representa un equilibrio de estas fuerzas opuestas. En un momento determinado conforma un sistema de segmentos mútuamente equilibrados que contienen los derechos y la obligaciones a través de los cuales el equilibrio estructural se mantiene. Esta tendencia hacia un equilibrio caracteriza cada nivel de la estructura social.
Ya que la filiación es patrilineal y el matrimonio patrilocal, la continuidad del linaje depende de sus miembros masculinos. Solamente ellos heredan la propiedad, como tierra o ganado, el derecho de sucesión a un oficio, y transmiten el ritual y la obligaciones morales (como los tabús totémicos) que distinguen a la unidad en cuestión.
La pertenencia a un clan tiene otra implicación de importancia política. Los linajes máximos que pertenecen a clanes diferentes aunque normalmente contiguos, son relacionados asimétricamente por lazos idénticos a los que unen a los linajes máximos que contiuyen un mismo clan, y atraviezan los lazos[8]. Entre este tipo de unidades la guerra era imposible.
Esta ramificación de la red de relaciones clánicas corresponde estrechamente a la distribución local de clanes. Y llega a mayor elaboración entre los "auténticos tale". Contando más o menos a 10,000 miembros poseen alrededor de 25 clanes compuestos, territorialmente contiguos que son interrelacionados por medio de una red de lazos clánicos que abarca también a algunos de los clanes de los goris. De esta manra cada linaje máximo tiene su espacio clánico propio y específico, que traslapa pero no coincide con el espacio de cualquier otro linaje máximo del mismo clan. Es al mismo tiempo una unidad constitutiva de un clan local y una unidad intermedia que articula ese clan y otro; y ningún clan es una unidad cerrada. Así que cualquier sector de esta red manifiesta un equilibrio de lealtad clánica y lazos locales, por un lado, con segmentaciones genealógicas y locales, por otro. La lealtad al clan local se pasa contra la lealtad complementaria a una lealtad constitutiva a un clan vecino. La articulación mutua de los clanes que resulta de este mecanismo les presta a los tale una especie de cohesión suelta. Con frecuencia hablan de sí mismos como de una unidad que se distingue de los pueblos no tale por medio de obligaciones rituales y ceremoniales. Sin embargo, no todos los tale comparten estas tradiciones, mientras que algunos tale sí las comparten; típicamente los tale traslapa a algunos agregados clánicos contíguos.
Entretejiendose con este nexo de los lazos clánico encontramos una red de lazos de colaboración ritual, igualmente elaborada, de participación en las grandes fiestas, el culto a la tierra, y el boyar externo (vease más adelante, p...). La colaboración ritual implica beneficios y responsabilidades místicos compartidos y, en consecuencia, una amistad y solidaridad comparables a las que rigen entre miembros del mismo clan. Los dos conjuntos de lazos, aunque no congruentes, se refuerzan mútuamente.
En consecuencia los conflictos entre clanes tale nunca se consideraban como guerras. Muy pronto intervendrían intermediarios relacionados con los combatientes por lazos clánicos, lazos de contigüedad local o de colaboración ritual. Para los tale la guerra sería pelear contra sus enemigos tradicionales, el pueblo de los tongo y sus aliados. Sin embargo, dos clanes tale normalmente apoyaron a los tongo (vease adelante...) y entre los tale y los tongo existen muy fuertes lazos rituales, como se verá más adelante.
A diferencia de los tale, sus vecinos, el pueblo de los tongo son llamados namoos. Este vocablo refleja la principal segmentación en la sociedad tale. Es universalmente aceptado que el fundador de los tongo, Mosuor, era un refugiado de Mampurugu donde había sido expulsado violentamente de su oficio de jefe supremo. Mosuor encontró a los ancestros primordiales de cuatro de los clanes Talis en posesión del país. El pricipal de ellos era Gbizug TenDaana quien, de acuerdo al mito, huyó a las colinas Tong, aterrorizado por el turbante rojo, la ropa volante, los caballos y los fusiles de Mosuor - las insignias del jefe. Usando un ardid, Mosuor lo tomó prisionero y declaró que había llegado con la intención de fincarse pacíficamente y servirle a la comunidad. Por eso el tendaana le asignó un lote de tierra a Mosuor, y juró eterna amistad con Mosuor y sus descendientes.
De acuerdo a sus descendientes lineales de hoy, los tendaana primordiales "emergieron de la tierra" o "descendieron del cielo". Los namoos se burlan de estos mitos como fisiologicamente absurdos pero reconocen que expresan un título de prioridad de ocupación. El mito de Mosuor y el mito de los tendaana primordiales son complementarios y son típicos de la cultura. Este tipo de mitos conceptualizan y postulan un inicio de las relaciones políticas y ceremoniales entre los jefes y los tendaana, a las que confieren la santidad que proviene de una antigüedad indiscutible.
La prole agnática de Mosuor se difundió hasta Yamolog y Sie en el país Tale y a Buik en la frontera que separa a los talensi de los gorisi. Formalmente el clan de mosuorbilis (los niños de Mosuor) constituyen un sólo linaje máximo que se distribuye sobre las cuatro undades territorial y políticamente independientes. El ramo tongo es el ramo mayor, más antiguo que los otros, y la tumba y el templo (boyar) dedicados a él quedan en su custodia. Cada uno de estos ramos contiene varios linajes subsidiarios que le son relacionados por medio de alguna ficción genealógica y se relacionan con los demás clanes por medio de lazos clánicos. De esta manera los tongo se relacionan con los nexos tale, y los otros tres ramos con clanes que residen en la cercanía de cada uno.
Todos los clanes que reclaman ser descendientes de mamprusi inmigrados se denominan namoos, y comparten las mismas obligaciones rituales que los destacan. Un número de otros clanes namoos genealógicamente independientes viven en contigüedad con los tale, cada uno siendo una unidad local. Algunos se encuentran en el espacio político de los tongo, otros se encuentran fuera de este espacio. Alrededor de Yalolog y Sie residen varios grupos de clanes, tanto namoos como no namoos, en estrecha contigüedad, algunos relacionados por lazos clánicos y otros totalmente independientes genealógicamente. Con frecuencia los namoos y los no namoos conforman linajes constitutivos del mismo clan, poseyendo oficios rituales complementarios, divididos por la misma segmentación estructural que separa a los tale y los tongo namoos, pero unidos inseparablemente por lazos estructurales e intereses comunes que son igualmente fuertes. La mayoría de esos grupos de no namoos reclaman ser parientes afines de los tale, como los habitantes autóctonos del país, no obstante que son genealógicamente distintos de ellos alegando la similitud de las obligaciones rituales y de las perrogativas en relación con el culto de la tierra, pero se distinguen de ellos por diferencias de forma y de fecha de sus respectivas fiestas de la cosecha.
Los Talis y sus parientes, reclamando ser los únicos autóctonos "dueños del país", y los Namoos, supuestamente de origen variado e inmigrante, son territorialmente mezclados genealógicamente entretejidos y mútuamente relacionados mediante lazos rituales inescapables. Pero son separados también por separaciones profundas que tienen igual importancia para sus respectivas funciones en el sistema político.

V Factores limitantes: El parentesco, la contigüedad local y el sistema económico.
Los lazos clánicos, los lazos más significativos que determinaban el apoyo mutuo en la guerra, no funcionaban de manera automática. Aún segmentos de un clan a veces se negaron a ayudar a los miembros de otro segmento del mismo clan, si se pensaba que estos se habían expuesto a una retribución justa y merecida. Los lazos clánicos también interponen barreras genealógicas entre las unidades. Para el individuo, los lazos de parentesco cognático y afín rompen estas barreras. Se considera como muy importante la relación cognática, en particular la uterina (soog), pero las relaciones políticas, como también la guerra, franquean estos lazos. El sistema de parentesco, a pesar de que limita el aislamiento del linaje y del clan y pone un límite a la máxima extensión que puede alcanzar el conflicto entre tales unidades, es marginal al sistema político. Eso se ve con claridad hoy día en las intrigas que dasgarran al país. Los lazos de parentesco entre los miembros de diferentes facciones no reducen la hostilidad política entre ellos. Al revés, sin embargo, la rivalidad política que rige entre sus clanes no prohibe que los individuos cumplan con la comunicación y las obligaciones recíprocas que se encuentran en la naturaleza de las relaciones de parentesco[9].
La contigüedad local también establece lazos y divisiones. El sistema económico, la estructura de linaje y la ideología ritual, todos esos factores apremian fuertemente la cohesión local como un factor en la solidaridad de comunidad. Donde se encuentran clanes que son genealógicamente distintos, tienen como costumbre lazos ceremoniales o de comunidad. El balance entre los lazos y las divisiones produce un estado de tensión que se puede convertir en conflicto violento si uno de los grupos viola los derechos de otro. La paz y la convivencia se presentan como las relaciones ideales entre vecinos. A este respecto la contigüedad impone sus limitaciones semejantes a las del clan[10], pero como la consecuencia del funcionamiento de otra clase de sanciones. La amenaza de guerra, hoy día,  de la suspensión de relaciones amistosas es particularmente efectiva ya que pone en peligro también lazos comunitarios o rituales de importancia fundamental para el bien comunal.
Cuando a los lazos del clan o de interdependencia rituales se agregan los de contigüedad local, en ciertas situaciones surgen comunidades más amplias que el clan local. Es cuestión de grado, de balance y de contraste, las unidades constitutivas de tal comunidad son mútuamente más estrechamente relacionadas que con otras unidades similares. Una acción coordinada con un fin determinado puede ser seguida por acciones independientes, aún en conflicto con aquella, siguiendo lineas de división local y genealógicas.
Finalmente el sistema económico es un factor limitante en la organización politica. Los Tallensi son campesinos, principalmente cultivando cereales. El rasgo esencial de su agricultura es que es una agricultura estable. Cultivan contínuamente las tierras alrededor de su hogar (saman), complementando este con una explotación menos intensiva de la sabana a cierta distancia de su asentamiento (poog). El ganado que tienen es, a pesar de ser indispensable, de menor importancia en su economía. Muy pocos tienen los suficientes recursos económicos como para poseer más ganado que el equivalente de dos o tres cabezas de ganado bovino.
La paz y la introducción de la moneda británica han ocasionado una gran expansión del comercio local, pero el comercio sigue siendo principalmente una actividad secundaria que complementa la agricultura, lo que vale también para las pocas actividades artesanales domésticas de los talensi. La única división del trabajo es la que corresponde a la distinción entre los sexos. La agricultura y la ganadería son predominantemente el trabajo de los hombres; las mujeres se ocupan de los quehaceres domésticos y en un muy alto grado del pequeño comercio.
La caza y la pesca, no obstante que se ejecuta con entusiasmo, contribuye muy poco a la subsistencia. Los productos silvestres de la sabana ociosa, sin embargo, contribuye productos indispensables para su economía doméstica - leña, fruta "shea" (Butyrispermum Parkii) etc. Los productos del árbol algarroba (Parkia Filicoidia) son excepcionalmente valiosos, pero no siempre se pueden adquirir libremente (véase abajo, p. 258, 259).
Los riesgos en la agricultura son enormes. La precipitación es precaria. Una desafortunada sequía durante la estación lluviosa[11] puede arruinar la cosecha y crear una amplia carestía. Hace una generación que una sequía causó tal hambre que la gente en su desesperación tomaron a sus propios niños y a los de los vecinos para empeñarlos o venderlos a los mamprusi como esclavos para adquirir comida. Hoy en día tales desastres se pueden evitar comprando granos de las regiones más afortunadas. Otra amenaza impredecible son los grillos. La alimentación es crónicamente insuficiente, ya que pocas gentes poseen los recursos suficientes para ahorrar para una posible crisis, aún en un año de mucha suerte.
La agricultura estable implica un asentamiento permanente y estable e influencía profundamente el sistema político. En los asentamientos más viejos que constituyen el núcleo de la sociedad, un hombre independiente cultiva las tierras heredadas de sus antepasados cuyas tumbas se encuentran al lado de su granja. Lo normal es una seguridad en la posesión de la tierra que se asemeja a derechos plenos de propiedad. En algunos asentamientos la tierra cultivable (kuo) - es decir el derecho a cultivar - es inalienable previo consentimiento de los potenciales herederos[12]. En otros lugares la venta de la tierra es un pecado contra la tierra. De todos modos, solamente un caso de extrema necesidad forzará a un hombre a vender su tierra. Las granjas (saman) representan un precioso patrimonio consagrado por la labor de las generaciones anteriores y en depósito para futuras generaciones. La venta de esta tierra es poco menos que un sacrilegio. El mismo principio se aplica también, aunque con menor rigor, a las tierras de la sabana.
Un elemento esencial en la adaptación ecológica de los indígenas ha sido una permanente expansión e invasión de los terrenos baldíos que colindan con los asentamientos más antiguos. La presión de la población y una tecnología solamente poco desarrollada han sido aparentemente las principales causas de este proceso de colonización local que la paz establecida ha acelerado y ampliado considerablemente. En la historia de un linaje constituye un ciclo. Los hombre jóvenes se trasladan a la periferia por un periodo; luego, cuando los ancianos se mueren, algunos de los jóvenes regresan para heredar el patrimonio dejado. Las fuerzas centrípetas son el sistema de linaje y el culto a los antepasados. el hogar original (daboog) del padre de alguien es sagrado; el abandonarlo ocasiona la ira de los espíritus de los antepasados. Nuevos colonos, frecuentemente miembros más jóvenes del mismo linaje, sustituyen a los que volvieron al hogar. Paulatinamente se puede formar un núcleo permantente de los descendientes de los que no volvieron al hogar natal y de esta manera surge un nuevo asentamiento. Tales asentamientos son genealógicamente más heterogéneos que los más antiguos. De esta manera debe de haber sucedido la dispersión de los Musuorbis.
Un linaje máximo, no importa hasta qué grado esté geográficamente disperso, nunca deja de considerar como su verdadero hogar el hogar original (daboog) de su ancestro fundador, asociado de una manera muy particular con los espíritus de sus antepasados. Aunque disperso, permanece anclado a una localidad definida.
Nadie posee un derecho supremo a la tierra cultivable que un hombre posee por derecho de herencia o de compra. Nadie se la puede quitar, prohibir que la explote cómo y cuándo él desea[13], u ocuparla si él la deja sin cultivar. Los jefes y los tendaana (véase más adelante, p. 255) no poseen ningún derecho superior que les autoriza la cobranza de renta, impuesto, o tributo por la tierra. En efecto, no tienen ninguna tierra que no hayan adquirido de la misma manera que cualquier otro miembro mayor de la comunidad.
Así que, económicamente los talensi constituyen un campesinado homogéneo, sedentario e igualitario. Cada asentamiento tiene unos pocos hombres que poseen un poco más que la riqueza promedio, por lo regular debido al hecho de que tienen más hijos que pueden cultivar la tierra. Pero, aunque es admirada y envidiada, la riqueza no lleva consigo ningún privilegio social, y la riqueza no se puede acumular. La riqueza es parcialmente gastada en los esfuerzos por aumentar el número de esposas, dentro de la familia extensa, de esa manera progresivamente representando una fuga de recursos, y finalmente será distribuida en calidad de herencia. No hay clases sociales que intersectan la solidaridad del linaje, del clan y de la comunidad, poniéndola así en peligro, lo que es un hecho de suma importancia en la organización política[14].

VI La autoridad y la responsabilidad en el sistema de linaje.
Los principios de la estructura social tale se muestran con máxima claridad en las actividades de gran escala como las ceremonias funerales, los festivales grandes, las expediciones de caza, etc. Los derechos y los deberes, los privilegios y las obligaciones se encuentran investidos en las unidades corporativas; y cualquier miembro autorizado puede actuar en nombre de la unidad. El principio de representación, basado en la identificación mutua de los miembros del linaje, es inherente en la estructura social tale.
La amplitud de participación determina cuales unidades emergen en una situación dada - el linaje máximo en las actividades del clan, los segmentos constitutivos en asuntos de linaje, los clanes en actividades que involucran a muchas comunidades. Una acción concertada se asegura mediante una distribución balanceada y simétrica de funciones entre las unidades involucradas. De igual manera varía la solidaridad de una unidad. Segmentos que se habían opuesto sobre intereses diversos se unen entusiastamente sobre asuntos donde los intereses coinciden. los miembros de una unidad comparten un interés en su mutuo bienestar y en proteger mútuamente sus derechos. Cualquier de ellos ejercería venganza en caso de un daño inflingido contra el otro.
La identidad corporativa y la solidaridad de las unidades así delimitadas por descendencia agnática y localidad son funciones de una constitución diferenciada y apoyada por sanciones definidas. Cada linaje está sujeto a la autoridad de su mayor miembro masculino (kpeem)[15]. En un linaje de poca profundidad, es decir, con un ancestro común colocado a menos de cuatro generaciones hacia atrás, es el mayor por generación; en linajes de mayor profundidad el criterio es la edad, ya que la senioridad según generación ya no se puede determinar. A través de toda la estructura social la senioridad confiere autoridad.
La autoridad que esgrime el kpeem de un linaje depende de la profundidad del linaje. En el linaje alrededor del cual está formada una familia extensa, el líder tiene autoridad moral y ritual total; tiene derecho a disponer del trabajo, de la propiedad y de las personas de sus súbditos; y puede usar fuerza y medidas rituales para hacer valer su autoridad. En un linaje de una profundidad mayor, el líder tiene solamente autoridad moral y ritual sobre los co-miembros que no sean sus propios descendientes. Entre más profundo sea el linaje y más anciano el kpeem, más prestigio y honor lleva su estatus aunque le confiere solamente autoridad puramente moral y ritual. Así que si el líder de un segmento mayor invita a sus co-miembros a cosechar sus tierras, sería una falta de respeto rechazarlo, pero no una violación de obligaciones sancionadas, y se les debería recompensar generosamente, la jerarquía culmina en el kpeem del linaje máximo.
Cada transacción importante, sea secular o ceremonial, entre unidades constituidas, pone en operación cada grado de autoridad en el linaje máximo. Los derechos legales y económicos del líder de una familia no se pueden ejercer sin el consentimiento de sus líderes de linajes mayores. Cada grado de líder del linaje tiene sus derechos correspondientes, es decir, en los regalos que legalizan el matrimonio. Un derecho específico, aunque rigurosamente definido, es un elemento de la configuración total de derechos.
Los derechos implican responsabilidades. A cada grado de derecho y autoridad le complementa un grado equivalente de responsabilidad. Los que pueden exigir a sus dependientes servicios económicos son económica y ritualmente responsables de su bienestar y públicamente responsables de sus actos. El líder de un segmento mayor tiene responsabilidades para con y por la unidad. Es su deber reunir las contribuciones ceremoniales del segmento en importantes ocasiones públicas, es decir, ceremonias funerarias. No tiene ninguna responsabilidad económica o jurídica por sus co-miembros individual o colectivamente. El líder de un linaje máximo tiene todavía más responsabilidades de carácter moral y ritual. Esta jerarquía de derechos balanceada contra una jerarquía de obligaciones forman el fundamento de las relaciones jurídicas Tale.
El kpeem es el principal representante del linaje, el foco de las fuerzas que mantienen su unidad e identidad corporativa. Todas las transacciones inter-linaje son llevadas acabo formalmente a través de líderes de linaje; pero no importa cual es el asunto, se debe consultar a toda la unidad. Cada miembro puede expresar su opinion y el mayor peso se le da a los directamente involucrados, económica y jurídicamente.
En última instancia, la autoridad de un kpeem se basa en un fundamento moral-los lazos de la dependencia mutua y del interés común, aceptados como axiomáticos en virtud de la descendencia común y conceptualizados con más precisión en el culto a los ancestros. Cada linaje, no obstante su profundidad, profesa culto separadamente al templo de sus ancestros (bogar)[16]. Ese es el principal índice de su diferenciación de otras unidades semejantes y el archi-símbolo de su identidad corporativa y su autonomía relativa. A la jerarquía de segmentos que constituyen un linaje máximo corresponde una jerarquía de templos de ancestros. En la ocasión de sacrificios a un ancestro particular deben estar representados todos los segmentos que descienden de él. De esta manera los segmentos de un linaje hacen sacrificio por separado a sus respectivos ancestros, pero juntos a su ancestro de linaje común.

VII La religión tale.
Un hombre se hace líder de su linaje al suceder a la custodia del templo de los antepasados del linaje (boyar). Hace sacrificios a él en nombre del linaje o de cualquier miembro de él o en su propio nombre, en particular en la temporada de siembra, de cosecha o de festival. Los talensi al mismo tiempo tienen miedo a sus antepasados y los veneran, tratando de apaciguarlos y obligarlos mediante sacrificios de manera que prevalezcan la salud, la fertilidad y la prosperidad.
Esa es la creencia indígena. En términos objetivos la religión tale es una herramienta potente para el control social. Las gentes que juntas hacen sacrificios, sea como parientes o a través de lazos de colaboración ritual, deben mantener relaciones amistosas para no ofender a los antepasados. Por eso, la muerte o la extinción de su descendencia son las retribuciones místicas que le afligen a un hombre que asesina a un pariente o a un miembro de su clan. Por esa razón también, la discordia entre personas de esta manera unidas debe ceder el lugar a la reconciliación.
El custodiano de cualquier templo debe de ser tratado con respeto por los que dependen de sus oficios rituales, si no, pueden ser rechazados sus sacrificios. Esa es la sanción más efectiva de la autoridad moral de un líder. El culto a los antepasados, la suprema sanción de los lazos de parentesco, es una importante fuerza que contrarresta las tendencias centrífugas inherentes en el sistema de linajes. No importa qué tan ampliamente dispersos se encuentren los miembros de un linaje, nunca van a poder escapar de la mística jurisdicción de su antepasado fundador. Los descendientes cognaticios también caen bajo esta jurisdicción como individuos.
El marco ideológico del sistema de linaje es el culto a los antepasados, mientras que el marco ideológico de la localidad es el culto a la tierra (ten). No es fácil formular en pocas palabras la connotación de la palabra ten, en su aspecto místico. Los indígenas distinguen entre kuo, la tierra cultivable, tam, la tierra como material, y ten , la comunidad, la localidad, la tierra o el suelo en su aspecto místico, de acuerdo al contexto. A diferencia de los antepasados que son diferentes de un grupo genealógico a otro y cuya influencia se limita a sus propios descendientes, la tierra es una sóla y universal; en la teoría todas las gentes se sujetan al místico poder de una sóla y única ten. Y no obstante eso, la tierra es también múltiple, los sacrificios deben hacerse en lugares determinados y sagrados (tengban) , y la palabra ten (en el plural tes) se usa para indicar tales lugares, indicando el lugar sagrado y sus recintos. Las tengbana y, por implicación, las tes en ese sentido restringido tienen nombres y, como los grupos genealógicos, tienen tabús que los distinguen.
Entre la ten universal y la ten como un lugar sagrado específico encontramos la ten como la localidad que abarca un número de lugares sagrados, pero concebido como los recintos más amplios de uno, el principal (kpeem) de entre ellos, y bajo la jurisdicción ritual de un solo Tendaana. El "tengban" principal es el centro ritual de la localidad el templo de la "ten", las tierras universal donde se llevan a cabo los sacrificios importantes, en particular durante la temporada del gran festival, y se hacen expiaciones por sacrilegios cometidos. Como los Tendana son normalmente relacionados por lazos de membrecía de clan o de colaboración ritual, igualmente las "tengbana" y "tes" son considerados como "parientes" (mbiis) en rito y doctrina. De acuerdo a la estructura social, todas las "tes" dentro del territorio de los Tale y algunas de las comunidades vecinas no tale son consideradas como "parientes", una metáfora que reconcilia la diversidad de los lugares sagrados con la unidad y universalidad de la tierra.
El sacrilegio más grande contra la tierra es el derrame de sangre humana en lucha. Sacrificios expiantes deben hacerse por ambas partes o perecerán sus descendientes. Es solamente menos sacrílego quedarse con cualquier cosa encontrada en la tierra (tenenpiima), especialmente animales extraviados, objetos de metal o personas vagantes. Cuando se ejecuta un sacrificio a la tierra no se puede llevar ropa.
La tierra es impersonal pero "viva" (bonvor) - es decir, es un agente que controla la vida de los seres humanos. Se considera con gran respeto ya que es incalculable, como todas las fuentes de la prosperidad, fertilidad y salud así como de una severa retribución en el caso de pecado o de sacrilegio, a sabiendas o sin querer. Como el linaje y la localidad son intextricablemente interrelacionados a la estructura social, así también la ten y los antepasados (yanaam) son indisolublemente asociados en la religión de los Tale. Los conceptos marcan dos polos del sistema, los antepasados preocupados por el bien de sus descendientes y la tierra por el bien en general. Todo linaje profesa culto a sus antepasados pero todos los oficios religiosos relacionados con la tierra se limitan a un particular linaje máximo.

VIII Los oficios de jefe y de tendaana.
El líder de cualquier linaje, que no sea mínimo, esta a la cúspide de una jerarquía de líderes menores que él. El líder de un linaje máximo es el único que no es subordinado a uno mayor de él, ni balanceado por el líder de otro segmento de igual orden. Su estatus en la unidad es único, expresando su exclusividad genealógica y corporativa en comparación con todas otras unidades similares, Él es el fulcro de sus relaciones con otras unidades. La mayoría de los líderes de linajes máximos ocupan oficios especiales sancionados por el sistema religioso y definidos por mitos de origen o de descendencia.
En el pensamiento indígena estos oficios abarcan dos instituciones mayores: na´am, el oficio de jefe, y tendaan, el oficio de guardián de la tierra. Na´am es la prerrogativa de un grupo de clanes y linajes, predominantemente los Namoos; tendaan es la de los tale y sus relacionados, de acuerdo con la principal bifurcación de la estructura social. En la realidad estas dos categorías se traslapan. Varios clanes poseen ambos tipos de oficios, controlados por diferentes linajes máximos, y algunos oficios (los coupados por los Hill Talis) tiene atributos de ambos. Aún siendo homólogos en muchos aspectos, los na´am y los tendaan son funciones polares indisolublemente articuladas aunque opuestas. Ese es el factor central en la organización política tale. Encontramos la misma configuración donde sea en el país de los tale y en las áreas vecinas. La elaboración más precisa se encuentra en el distrito Tongo. El Maestro Tongo (Tongaana) es el jefe más eminente del país Tale (na´ab). Hoy reclama ser el gobernante de todos los talensi: pero eso es una distorsión en términos de los privilegios modernos del oficio de jefe, de un estatus que, en el sistema indígena, es solamente el de primus inter parus. Su preeminencia en rango se desprende de la deferencia que le muestran todos los otros líderes de linaje en el país de los Tale, así como de los tabúes especiales que sólo él tiene que observar. Y sin embargo, no posee ninguna autoridad administrativa sobre otras comunidades de Tongo, ni siquiera sobre las ramas menores -pero residencial y políticamente autónomas- de Mosuorbiis. El na´am de Tongo se puede tomar como un paradigma ya que difiere de los oficios menores de jefe sólo en grado.
"El oficio de jefe nos pertenece a todos" ("Na´am la a ti waabi bon") es un dicho frecuentemente citado. El oficio pertenece al linaje máximo, al clan, a la comunidad; un jefe particular es solamente su incumbente temporario. Esta concepción que expresa la identificación del grupo entero con el na´am, su lealtad y su orgullo, es la base de la autoridad moral y política de un jefe. Un jefe no puede ser depositado y tampoco se separarán segmentos disidentes, no importa que tan criticable sea un jefe particular. Saben que les tocará su turno de ocupar el oficio de jefe: cada miembro del linaje máximo que tiene la prerrogativa de un oficio de jefe menor es elegible para el oficio mayor. Dentro de un segmento el rango es temporario. Inversamente, sólo los descendientes agnáticos del fundador de un na´am lo puede ocupar ya que sólo ellos pueden invocar la beneficencia de los espíritus ancestrales de los jefes[17].
Dicen los talensi que el na´am se compra (da). Teóricamente cualquier hombre, joven o viejo, pude competir por él, pero en realidad se considera que los hombres jóvenes son candidatos inadecuados. En efecto, solamente los ancianos que gozan el servicio de muchos dependientes podían anteriormente movilizar el "precio"[18] que les permitirá competir, parcialmente de sus propios recursos, pero en general pidiendo prestado de los miembros de su clan y de su grupo de parentesco. La competencia por un oficio de jefe era una contienda entre segmentos, no entre individuos. Entre más alto el prestigio y la posición de un hombre, más amplio será el abanico de segmentos dispuestos a apoyarlo con préstamos y con su presencia el día de la elección. El nivel general de igualdad económica convirtió la compra de "Na´am" en una elección indirecta.
Con el na´am entra el país Tale en la órbita política de los mamprusi. El prototipo y el origen de todos los na´am es el jefe Mampurugu. Para adquirir validez, los atributos místicos que constituyen su esencia deben ser investidos ritualmente en el incumbente por él, o por alguien que ha recibido su na´am de él. Na´am es al mismo tiempo una herencia ancestral y por eso más apropiadamente retenido por alguien del mismo grupo que él, es decir de los namoos. En consecuencia, el elector del oficio de jefe de la mayoría de los Tale y de muchos de los gore es uno de sus sub-jefes, el kuna´aba. Como único entre los jefes tale el tonraana elige a los subjefes, siguiendo el mismo principio. Resulta una jerarquía de oficios de jefe y todos se presentan como réplicas en miniatura del último orígen, el na´am, compartiendo su virtud mística.
Pero la analogía de un sistema feudal sería errónea[19]. Los príncipes elegidos por un sólo elector- y por los miembros de sus clanes, por extensión- hablan de sí mismos como "parientes" (mabiis). En el país Tale se apoyaron mútuamente en la guerra, a veces hasta en detrimento de lazos de parentesco real o colaboración ritual[20]. También protegerían mútuamente los miembros de sus clanes contra los asaltos ilegítimos de parte de su propio clan. De la misma manera, los jefes tale mencionan al Kuna´aba como su "padre" (ba), indicando con eso que le deben lealtad, respeto y deferencia ritual. No iniciarían una guerra contra su asentamiento, ni él contra uno de los suyos. Intentarían proteger a los miembros de su clan contra ser molestados cuando estuvieran de viaje en el país tale, igual que él en el caso de los miembros de sus clanes viajando en Mampurugu. Pero Kuna´aba no ejerce ninguna autoridad económica, jurídica, administrativa o militar sancionada por el sistema político nativo sobre los jefes tale. La investidura ritual de los jefes tale por Kuna´aba es un elemento que en forma definitiva les confiere su rango de jefe (aún si ha sido elegido por un oficial administrativo). Sin embargo, la autoridad judicial y administrativa de hoy estriba exclusivamente en la sanción del uso de fuerza que representa la administración. Es significativo que antes frecuentemente fué tratado despectivamente y los jefes Tale, que no eran relacionados con él a través del oficio de jefe, saquearon su asentamiento.
Un elector no tiene de manera directa ninguna responsabilidad ritual, política o militar para con un clan cuyo jefe es designado y nombrado por él. Moralmente y ritualmente está obligado a seleccionar, en consultas con los ancianos, al mejor posible candidato para el oficio de jefe, tomando menos en cuenta su posición económica que su reputación y su abolengo. Debe asegurar que el oficio se turne entre los segmentos y que ninguno de ellos lo monopolice, subrayando así en interés común que tiene el grupo en su totalidad en el na´am[21]. Una selección inmoral despertaría la ira de los antepasados. Solamente hasta este grado es un elector responsable del bienestar de la comunidad cuyo jefe designa. El es el depositario del na´am, de manera que cuando muere un jefe designado por él, las insignias de éste tienen que ser ritualmente devueltas al elector para quedarse con él hasta la elección de su sucesor. Así se completa el ciclo.

IX Las funciones complementarias de los jefes y los tendaana.
Todo jefe tale dice " Man so nten; ndame" ("Yo soy dueño de mi tierra; yo la compré"). En cierto modo, eso es una expresión justa y precisa de sus derechos y autoridad. El es dueño del producto de todos los arboles de algarroba (Parkia Filicoidea) que crecen dentro de los recintos del asentamiento de su clan, igual que ciertos tramos del río y de la caza en la sabana, donde no se permite la explotación hasta que se haya llevado a cabo la pesca o la caza comunal bajo el mando del jefe. Peces grandes y ciertas partes de los animales matados o encontrados muertos en la sabana tienen que entregarse al jefe. Estos derechos son apuntalados con sanciones rituales estrictas. También tiene que entregarse al jefe los vagabundos (da´abr) así como perros y ganado errante, y artículos de cobre y latón. Aún hoy estas prerrogativas tienen alguna importancia económica[22]. Los productos de los árboles de algarroba, del río y de la sabana representan un lujo que está fuera del alcance de la mayor parte de la gente común. Antes los vagabundos eran vendidos y los perros y el ganado errante eran sacrificados a los espíritus ancestrales. A veces se dice que los privilegios modernos que van con el oficio de jefe sustituyen a éstos derechos tradicionales.
Pero en los ojos de los indígenas, el significado importante estriba en los derechos y las obligaciones que implica. Para cualquier que no fuera jefe era una ofensa grave vender a un vagabundo extranjero como esclavo. Las expediciones de pesca y de caza implican peligro, y solamente un jefe puede incendiar la sabana. La responsabilidad por un accidente serio recae en él. El tiene la obligación de ejecutar magia profiláctica antes de iniciar una expedición y hacer sacrificios de aplacamiento para devolverles al río y a la sabana la seguridad después de un accidente[23].
Estos derechos y responsabilidades son indicativos de la compleja configuración de derechos y obligaciones a través de la cual la jefatura cumple lo que los nativos consideran como un fín supremo para que la comunidad prospere (maal ten). Na´am es una mediación a través de la cual fuerzas místicas conceptualizadas en la religión tale son movilizadas para asegurar el bienestar y la fertilidad de los seres humanos, animales y cultivos, el bién común, y así hasta que es determinado por fuerzas naturales más allá del control pragmático. La muerte de un jefe trae hambre a la comunidad. Sus bendiciones son tan potentes para el bién como su maldición es peligrosa. Su oficio es sagrado, imponiéndo sobre él observaciones y tabúes muy rigurosos, en el caso de los tenraama simbolizando sus poderes místicos y sus responsabilidades. El es el guardián de la comunidad, responsable de y para la organización de las mayores contribuciones de los sacrificios hechos para preservar la benevolencia de los ancestros y para la conducción de las ceremonias anuales de los grandes festivales. El es el guardián de los objetos sagrados que simbolizan la continuidad y perpetuidad del na´am. Cuando una calamidad amenaza, los ancianos recurren a él para que interceda con los ancestros. Lo más importante es su poder para regular la lluvia.
Estas capacidades derivadas de los jefes ancestrales son conferidas a un jefe como el representante más alto de su linaje mayor. El no puede ejercerlo arbitrariamente en sus propios términos, sino sólo en consulta con los representativos más viejos del clan o comunidad para el bién común. Pero él también está obligado a ejercerlos; son obligatorios porque, como depositorio de los ancestros, él se beneficia con los derechos del na´am heredado por ellos, lo cual realmente pertenece al máximo linaje. Por lo contrario, una porción de los bienes económicos que él obtiene a través de ellos deben ser distribuidos entre los líderes de segmentos.
Esta configuración de derechos, responsabilidades y poderes místicos liga a un jefe y a su comunidad en recíproca dependencia. Las fronteras políticas son la innovación que frecuentemente causa acras disputas entre jefes y líderes. Un jefe en el sistema nativo es el pivote de una comunidad que consiste en una serie de zonas de una amplitud creciente e integración en disminución. En el centro está su propio linaje y clan. Uno o dos clanes vecinos pueden estar íntimemente asociados con él, formando parte de esta comunidad central en todo el sentido genealógico. Su área de residencia es aproximadamente aquella comprendida entre lo que el jefe posee todos los arboles... Más allá de estos contornos una zona de clanes sin relación reconocen el valor místico del jefe para el bién común y su derecho correlativo para la gente vagabunda, de otra manera independiente del mismo, a veces hostil en la guerra para su clan. Dividido por hendiduras locales, genealógicas e ideológicas lo cual puede precipitar conflicto abierto e intereses divergentes, como un grupo de clanes que emergen como una comunidad en colaboración ritual para el bién común, especialmente los grandes festivales o si una calamidad natural amenaza. Representa un equilibrio, generalmente entre unidades Namoo y no Namoo, el pivote de lo cual es de lazo entre el jefe y el Tendaana.
Sin la bendición de la tierra, los poderes místicos del jefe son nulos. Así la fase final de su investidura es su recepción ceremonial por los Tendaanas de la comunidad en turno quienes lo representan a los santuarios de la tierra (tengbana) con súplicas de bendiciones en su mandato frecuentemente de allí en adelante él debe enviarles animales para ser sacrificados a la tierra. Él no tiene poderes para asegurar el bienestar de la comunidad sin su colaboración ritual. El no puede cazar o pescar en su campo sin las bendiciones de un Tendaana. Finalmente, cuando muere un jefe, es enterrado secretamente por un Tendaana. Una comunidad, ya sea un clan simple o un grupo de clanes, está políticamente definida por las funciones complementarias del jefe y del Tendaana.
La relación del jefe y del Tendaana es de oposición polar y mutua restricción limitada manteniendo su responsabilidad coyuntural por el bién común, válido por mitos como aquel de mosuor y simbolizando en los tabúes y prerrogativas de cada uno, aquellos de los Tendaanas que son exactamente contrarios a los de los jefes. A través de toda la sociedad Tale, las relaciones estructurales están conceptualizadas y sancionadas por la ideología habitual.
Un tendaana - guardián de la tierra - es primeramente un funcionario religioso su oficio es homólogo con el de la jefatura, pero orientado hacia la tierra. El "hace prosperar a la comunidad" asegurando el beneficio de la tierra para ella. Su relación ritual con la tierra le impone ciertos tabúes (por ejemplo, él nunca puede usar ropa, sólo pieles), y le permite aceptar la responsabilidad de tratar directamente con ella. Por lo tanto, toda la propiedad perdida, pero no la pertenenciente al jefe, debe ser entregada a un Tendaana. Por temor a que la tierra se ofenda, un Tendaana debe agujerear suelo para una nueva tumba y labrar el primer terrón para hacer una granja o construir una heredad sobre la tierra virgen. Las partes de los animales sacrificados en tales ocasiones pertenecen a él. Los Tendaanas no pueden vender hombres; pero si un jefe vendió a una persona vagabunda él da una vaca al Tendaana del área donde el hombre fué encontrado como ofensor de la tierra. Por que la tierra odia la matanza, los Tendaana tienen poder ritual para parar las peleas o mediar las disputas. El realiza los sacrificios ofrecidos a la tierra para expiar el asesinato. Su maldición y bendición es más potente que la de un jefe, ya que la tierra es universal y puede castigar o bendecir a un hombre dondequiera.
Los tendaana, por lo tanto, tienen gran autoridad moral y ritual, pero ellos no pueden "hacer prosperar la comunidad" sin la colaboración de los jefes, ya que no tienen el poder mísitico sobre la lluvia. Así el el área Tongo si la inundación o sequía amenazan, los Tendaanas representativos de los talis acuden al tenraama para exhortarlo a que lo impida. Aunque antiguas animosidades y hendiduras estructurales dividen sus clanes del de él, ellos está unidos para colaborar ritualmente para el bién común.

X Los tendaanas y la comunidad más amplia.
El oficio de tendaana pertenece a un linaje máximo. Cualquier miembro varón de un linaje se puede postular como candidato al tendaana, y todos los miembros del linaje tienen que acatar ciertos  de sus tabúes. El derecho de sucesión del tendaana es del mayor o se escoge de forma divina entre los líderes de segmentos[24]. Son ritualmente instalados por compañeros tendaanas de linajes unidos a ellos por lazos de clan o de colaboración ritual. Este es uno de los muchos lazos rituales que unen a los tendaanas vecinos.
Los clanes compuestos tienen varios tendaanas, uno de los cuales es de mayor status que los demás, pero en asuntos rituales que conciernen a todo el clan, todos participan y los roles principales son distribuidos en igual forma entre ellos. Los tendaana de clanes vecinos, que estén unidos por lazos de clan o no, usualmente tienen lazos rituales y cualquiera de ellos puede representar a todos en relaciones rituales con un jefe o con otro grupo de clanes. En los grandes festivales las principales funciones están distribuidas entre tendaanas que representan tales grupos de clanes y se alcanza un equilibrio de mutua dependencia lo cual es una sanción extremadamente poderosa de solidaridad, contrarrestando los conflictos debido a lealtades divergentes.
Cada tendaana tiene su propio ten, área dentro de la cual hace sacrificios a los santuarios de la tierra y ejercita sus demás prerrogativas rituales. El reparte cualquier tierra sin propietario de ésta área para granjas o construcciones, en reciprocidad a los regalos los cuales tienen un significado ritual y no económico. La gente de otros clanes habitan allá, reconociendo sus derechos rituales, pero no pagándole renta o tributo.
Una ten del tendaana está generalmente demarcada por ciertos puntos naturales, pero no tiene límites precisos, desde que sólo es una subdivisión de la tierra unitaria y única. Desde que los tendaanas vecinos tienen lazos de clan o rituales, ellos consideran sus respectivos derechos y responsabilidades como devoluciones específicas de lo que realmente son los derechos comunes y responsabilidades compartidas, como último recurso para todos los tendaanas. Frecuentemente los tendaanas vecinos tienen uno o más santuarios para la tierra en común.
El culto a la tierra, por lo tanto, es al mismo tiempo un factor en la diferenciación de unidades estructurales acentuando su relativa autonomía en relación del uno al otro y sus intereses divergentes, y un factor en la integración de la comunidad. En la comunidad extendida, equilibra la jefatura, pero en la comunidad pequeña de un clan local o grupos interconectados de clanes como los Talis, los cuales no tienen jefatura, es equilibrado por el culto externo (yenha) boyar. Entre los Hiltalis, éste es un culto esotérico en el cual los jóvenes son iniciados así como un culto de fertilidad el cual atrae peregrinos de lugares más allá de las fronteras de la tierra Tale. Sus devotos pueden visitar estos lugares tranquilamente y éste fué un canal para intercambio tanto económico como cultural. Así como boyar es el corazón del festival de la cosecha de su congregación, la cual consiste en un grupo de linajes máximos generalmente de diferentes clanes, cada uno tiene la prerrogativa de un oficio ritual relacionado con el culto. Estos grupos se segmentan en términos de colaboración para el culto a la tierra. Un boyar es la base de los ancestros de la congregación, que es el polo opuesto de la tierra en el esquema religioso. Así las sanciones rituales y legalizadas entrelazadas son contrapesadas para mantener el equilibrio social. Entre los hiltales, el boyar tiene el mismo valor místico y función entre el na´am en la comunidad más amplia y sus principales oficiadores son referidos como "jefes" entre ellos mismos, aunque son tendaana en relación al jefe de Tongo.
El mecanismo más conspicuo a través del cual se mantiene la interdependencia ritual y la rersponsabilidad compartida del bién común de los jefes y los tendaanas es el ciclo de los grandes festivales[25]. Su centro es el área Tonga, pero abarca todas las localidades tale, así como varias localidades con población que no es tale que cada una participa en el ciclo de festivales en su propio orden. Esos festivales son periodos de una tregua ritualmente sancionada, donde se tienen que hacer a un lado todos conflictos y disputas para alcanzar una cooperación ceremonial. En cada etapa del festival cada unidad corporativa que participa tiene su propio papel ceremonial, depositado en su líder e indispensable para el resultado exitoso de todo el conjunto de ceremonias; y en cada uno el acto crucial es el encuentro de jefe y tendaanas, o sus delegados, para que juntos ejecuten rituales para la bendición de la comunidad. El jefe en quien recaen los principales trabajos ceremoniales es el tenraana, pero los ritos y celebraciones indican o señalan que él epresenta a todos los jefes cuya herencia común es na´am derivada del jefe de Mampurugu y cuyos derechos y responsabilidades estás entrelazados a través de ésta fuente. Igualmente los principales tendaanas representan a todos los tendaanas.
En este ciclo de festivales, por lo tanto, la comunidad Tale más extensa emerge, pero está débilmente articulada que para los miembros de cualquier clan particular forma sencillamente un remoto marco de referencia social. No es una entidad política arreglada sino una síntesis funcional. Trae la común fidelidad ideológica de todos los jefes. El parentesco de todos los tendaanas evidencia en el culto común de la tierra las funciones complementarias de estos oficios. Significa el dominio por un periodo, de las fuerzas de integración siempre presentes en la estructura social- en parentesco, en fratría (conjunto de clanes) lazos de vecindad, jefatura y tendaana- pero generalmente es sumergido por los intereses regionales, emergiendo de éstas mismas instituciones que dividen a la sociedad Tale en una multitud de unidades corporativas. Los festivales son eventos anuales con la reputación de ser una antigüedad inmemorial. Esta es la prueba de la relativa estabilidad de la sociedad Tale en un largo periodo de tiempo y del equilibrio mantenido en el largo camino entre las fuerzas de integración y las de diferenciación.
El origen de esta síntesis es la ideología ritual tale. Principalmente es la noción del bién común en cuanto al bienestar humano y prosperidad en cuanto a sus aspectos más vitales y universales, reemplazando los intereses seccionales arraigados en la estructura social. El determinismo mítico eleva el bién común sobre todos los aspectos mundanos y sujeta a la obligación a colaborar con él para sanciones inretables y eternas las cuales serían inconcebibles. Apoya al amplio cuerpo de la costumbre establecida la regla de la ley como los tallensi lo entienden lo cual regula su vida social.

XI La autoridad secular de los jefes y de los tendaana.
El poder y la autoridad seculares de los jefes y de los tendaanas han sido cambiados radicalmente por la llegada de la admistración británica. Los jefes son hoy agentes de la administración, ejerciendo la autoridad judicial y ejecutiva en nombre de ella y con su respaldo. Bajo este sistema los tendaanas no tienen ningún estatus político. Los clanes que no tengan ningún jefe son gobernados por líderes ancianos que se llaman a sí mismos "jefes" y ejercen los poderes modernos de los jefes. Forman parte del aparato administrativo que se ha desarrollado en respuesta a las demandas modernas - el aprovisionamiento de la fuerza de labor y los materiales necesarios para las obras públicas, como la construcción de carreteras - que antes no existían - y, sobre todo, el mantenimiento de la paz y la implementación de la ley.
La característica significativa del nuevo sistema estriba en el monopolio de la sanción de fuerza contundente que posee la administración. Los jefes y los líderes ancianos en la actualidad cobran impuesto o tributo así como exigen trabajo de sus súbditos, lo que los ha hecho dueños de una riqueza fabulosa en comparación con las posesiones de sus antecesores. Defienden asiduamente su independencia territorial y política en vez de, como es el caso en el sistema indígena, la base común de sus derechos y responsabilidades. Como agentes de la administración dan la más alta prioridad a sus propios intereses. Para desempeñar sus obligaciones y para sacar provecho de su actual estatus administrativo dependen de la ayuda de sus familiares agnáticos cercanos y de una nueva clase de oficiales subordinados nombrados por ellos mismos, ya que las nuevas sanciones producidas por el respaldo del gobierno no podrían operar a través de la jerarquía de ancianos de linaje que no posee poder para coercer a los otros miembros del linaje.
El pueblo acepta los nuevos poderes y demandas de parte de los jefes y de los líderes ancianos con una mezcla de resentimiento y resignación. Eso no afecta su evaluación de las instituciones políticas tradicionales. Porque el nuevo sistema y la organización política indígena permanecen separados, en términos generales, a pesar del hecho de que se cristalizan parcialmente en los mismos personajes. Las sanciones inherentes en la estructura indígena social no tienen ningún efecto en el marco de la nueva organización administrativa. No existen elementos que les prohiban a los jefes y los líderes ancianos cometer actos que serían caracterizados como extorsiones ilícitas de acuerdo a los valores indígenas bajo las sanciones que aceptan incondicionalmente como miembros de la estructura social indígena. Cierta fricción es inevitable cuando los jefes y los líderes ancianos intentan afirmar sus derechos administrativos en situaciones definidas según las ideas indígenas por otros; surgen facciones que ambicionan la riqueza y el poder que acompaña a los oficios bajo la administración, reclamando reconocimiento oficial en base a su estatus en el sistema indígena.
Al mismo tiempo están operando tendencias que llevan hacia la fusión de los dos sistemas. En este contexto son de particular importancia los tribunales de los jefes y de los líderes ancianos. Aunque no son reconocidos como parte del aparato judicial oficial, los oficiales administrativos alentaron su creación[26]. Rápidamente se están estableciendo como una parte de la estructura política indígena aunque su autoridad proviene de la capacidad que tiene la administración de implementar la paz para cuyo mantenimiento han sido establecidos, deben su vigor a la eliminación de los métodos tradicionales de desagravio en casos de injuria. Los jefes y los líderes ancianos son los oficiales judiciales, ocasionalmente auxiliados por algunos de los ancianos de la comunidad, por razones de etiqueta y por tradición. Su jurisdicción se limita a casos de injuria civil y no obstante que eran, hasta hace poco, capaces de imponer multas en casos especiales carecían de sanciones penales para hacer valer sus veredictos. En consecuencia, los mejoren entre ellos hicieron lo posible para arbitrar justamente y así ganar el consentimiento de ambas partes. En general, el jefe preside en casos donde los acusados son miembros de su propia comunidad. Hasta hace poco los salarios pagados para tales casos constituían una importante fuente de ingresos.
Estos poderes judiciales han aumentado enormemente el prestigio y la autoridad de los jefes, en particular dentro de sus propios clanes. Sus sentensias influyen fuertemente sobre el desarrollo de la ley y de la costumbre Tale. Y sin embargo su autoridad administrativa sigue siendo limitada por las divisiones de la estructura social indígena. Así, por ejemplo, los Tendaanas, aún siendo reconocidos por la administración como jefes de los Talis, no poseen ningún control administrativo efectivo sobre ellos. El límite de su autoridad efectiva es la comunidad muy firmemente integrada que abarca su propio clan y a dos clanes colindantes que por lazos locales, rituales y de parentesco siempre se encontraron ligados al Tongo.
En el sistema indígena la autoridad secular de un jefe o un Tendaana proviene, por un lado, de su estatus ritual y, por otro, de su posición superior en la jerarquía de ancianos de linaje. Los jefes y los Tendaana, particularmente los que son considerados de rango superior, siempre reciben un trato preferencial. Su prestigio ritual y su estatus en el linaje siempre les ha permitido asegurar para ellos mismos ayuda individual o comunal de todo el clan mediante la recompensa acostumbrada. No tenían ningún derecho a cobrar impuesto, tributo o servicios. Tenían y siguen teniendo, una obligación moral a ser hospitalarios y generosos, especialmente con los miembros de su propio clan, pero nunca se encontraron económicamente obligados con ellos, ni individual ni colectivamente.
Como el líder de un linaje máximo un jefe o un Tendaana tienen que estar al tanto de todos los asuntos importantes que afectan a su grupo. Su aprobación es necesaria para la conducta de muchos asuntos, particularmente si implican relaciones con otros clanes, relaciones del tipo que sean -jurídicas, ceremoniales o económicas - sean pacíficas o sean hostiles. A título de ejemplo, un jefe no le puede asignar a nadie un terreno que no sea suyo a un forastero, pero su consentimiento y su bendición son esenciales e indispensables para permitir a un hombre afiliarse a la comunidad y prosperar[27]. Si los intereses comunes de una comunidad como Tongo y sus vecinos son amenazados, es decir, si un miembro es asesinado o la esposa de un miembro es secuestrada, la acción apropiada se decide y con mucha frecuencia se lleva a cabo por un consejo de ancianos bajo la presidencia de los jefes o los Tendaana, o por un comité de todos los Tendaana y de los ancianos como una unidad compuesta. Para un jefe era un pecado grave instigar una guerra, pero si un individuo o un segmento iniciaron una guerra, los demás miembros del clan sólo darían su apoyo si consintiera el jefe o el tendaana, ya que su bendición y su intermediación con los antepasados y con la tierra eran condiciones indispensables para lograr la victoria.
De estas maneras los jefes y los Tendaanas siempre han ejercido una considerable autoridad en los asuntos del clan; anteriormente no contaban con el poder judicial y administrativo que se puede comparar con el que poseen hoy los jefes y los líderes.
En asociación con cada oficio de jefe - en efecto, según las ideas indígenas como parte integral de éste- encontramos un número de ancianos con título (kpeem) nombrados por el jefe mismo, de la misma manera que él mismo fué nombrado. El otorgamiento de uno de estos títulos es una explícita destinción a pesar del hecho de que su valor es pricncipalemnte honorífico. Un jefe concienzudo los distribuye equitativamente entre todos los segmentos de su clan y los pertenencientes a los clanes contiguos que tienen lazos estrechos con el suyo. Estos ancianos nunca conformaron un consejo regular. En los asuntos de la unidad los ancianos eran tan importantes como ellos o más; pero ellos y, a través de ellos, sus respectivos segmentos tienen obligaciones de lealtad para con el jefe, independientemente de la estructura de linaje y a pesar de las fuerzas centrífugas de las lealtades segmentales divergentes. De esta manera aparentemente el na´am está equitativamente distribuido entre todos los segmentos del linaje máximo. De acuerdo con esto, algunos ancianos titulados tienen obligaciones especiales y privilegios compensatorios relacionados con los derechos que tiene el jefe sobre los árboles de algarroba, la sabana y el río. El Yidaana, el más importante de los ancianos titulados, se desempeña como el lugarteniente y el vocero del jefe en los asuntos públicos. Durante el ínterin entre la muerte de un jefe y la designación de su sucesor, cuando el na´am fué llevado por sus hijos y sus hermanos, anteriormente un Yidaana podía ejercer considerable influencia sobre los asuntos públicos. Estos oficios no existen en los clanes que cuentan solamente con Tendaana y semejantes líderes rituales del lianje son más estrechamente identificados con la estructura de linaje que son los jefes.
¿Cómo, entonces, se protegían los derechos y los intereses de los individuos y de los grupos contra una posible injuria hace treinta años? Los principios generales de lo que podríamos llamar el "procedimiento legal" son los mismos hoy que entonces; un caso llega a la corte solamente cuando todos los demás métodos para llegar a un acuerdo hayan fallado -en los casos cuando, anteriormente, la parte injuriada habría recurrido al recurso de venganza armada o sanciones rituales dramáticas.
Las acciones dirigidas hacia el desagravio o hacia la confirmación de un derecho dependían de la relación estructural entre las partes. La distribución de los derechos y de las responsabilidades de acuerdo a la estructura de linaje convierte cada discusión en un desacuerdo entre grupos-segmentos, linajes, comunidades. Primero se intentaría una solución a través de una negocianción entre los líderes de linaje, por medio de un intermediario privilegiado como un Tendaana, o de un pariente de ambos grupos, o el líder de un linaje relacionado con ambos, y con mucha frecuencia se lograría un resultado. Una discusión entre miembros del mismo clan crea hostilidades intestinas, rompe la cooperación y desmorona la unidad corporativa de un clan. Una desdicha atribuida al malcontento de los antepasados puede intervenir y forzar una reconciliación, pero si el problema es urgente e involucra a dos segmentos mayores, ahora como antes se puede llevar ante el jefe o el Tendaana quien, junto con los ancianos, discute el problema y llega a una solución. Hoy día tratan estos casos como casos ordinarios, pero tanto las preocupaciones por la solidaridad del grupo como las consideraciones estrictamente por la justicia influyen sobre sus fallos. De todos modos el peso de la presión moral que se impone a los litigantes normalmente es suficiente para arreglar el desacuerdo; pero se han visto casos donde los miembros del mismo clan se confrontaron como resultado de un desacuerdo.
Los desacuerdos entre miembros de diferentes clanes que son relacionados por la pertenencia al mismo clan, la misma vecindad o colaboración ritual se arreglan de la misma manera. El grupo agraviado puede acelerar la conciliación mediante amenazas de discontinuar la buena relación mutua y acudir a actos armados.
Pero si debido a la distancia, debido a los asentamientos, el grupo agraviado no puede hacer representación directa o amenazar a sus oponentes. Recurrir allí podría ser una arbitrariedad. Los jefes asistidos por sus ancianos eran los usuales árbitros. El grupo agraviado o el líder de su máximo linaje oponente, quien enviaría a los disputantes a un jefe contiguo a fín de asigurarse una audiencia imparcial. La recompensa para este jefe fué un regalo del grupo para el cual fué contratado. El no tiene manera de hacer cumplir su veredicto. Los líderes y más viejos de los linajes del grupo juzgado erróneamente podrían atentar a hacerlo por los intereses de las buenas relaciones futuras. A veces, todavía en la actualidad, el asunto sería dejarlo al árbitro mítico. Los disputantes juran a la justicia de sus respectivas demandas sobre la piel del jefe o de la tierra, el prevaricador (se sostiene que morirá en el acto). Un jefe no podrá aún imponer multas a los miembros de su propio clan o expulsar a alguien de su comunidad. Como líder de un linaje máximo, él podría, si estuviera gravemente agraviado, o si alguien fuera una fuente de contínuas discordias, maldecir al ofensor, quien podría emigrar por temor a la ira de los antecesores. La indignación pública podría tener el mismo efecto, con lo cual el pueblo pone en peligro el bienestar de la comunidad.
La compensación no juega un papel en los métodos Tale de ajuste de equivocaciones. El homicidio fue y es considerado como igual a un grave pecado contra la tierra y contra los ancestros, y una afrenta en contra de una unidad corporativa del linaje y clan de la víctima. Si un hombre asesina a otro hombre del clan, ya sea accidental o deliberadamente, los más viejos del segmento del asesino lo envían a pedir perdón al jefe o tendaana, por este acto al cual amenazó destruir la comunidad (nmo tan). El jefe o Tendaana y los más viejos del clan determinarán el número de cabezas de ganado que debe ser ofrecido por la familia del culpable como sacrificios expiatorios para los espíritus de los ancestros de la tierra. La familia de la víctima también debe contribuír con animales para estos sacrificios, esto sirve no solamente para expiar la matanza, sino para reconciliar las dos partes hostiles. La venganza prohibida y si es necesario, fuerte restricción o interdicción por el jefe o el Tendaana sería usada para calmar los temperamentos álgidos. El procedimiento fue el mismo si la víctima perteneció a un clan diferente del asesino. Pero si los dos clanes son enemigos tradicionales en guerra la venganza sería tomada si se da la oportunidad por parte de cualquier hombre del clan de la víctima en contra de cualquier hombre del clan culpable, sacrificios expiatorios se harían otra vez, pero represalias posteriores no sobreviven. Estos asesinatos, sin embargo, podrían haber conducido anterioremente a la guerra.
El ladrón capturado in fraganti fue severamente golpeado y avergonzado públicamente, habiendo sido un hombre del clan agraviado. Si no, sus ojos serían sacados o mutilados. La vergüenza era considerada tan grande que no intentarían represalias.
Los derechos matrimoniales son más celosamente resguardados que los derechos de propiedad, que es la preocupación de todo el clan desde que todos tienen derecho de levirato para con sus viudas y todos los niños reabastecen al clan. Esta es una consecuencia de la elaborada diferenciación de la sociedad Tale de acuerdo a la descendencia ágnata y de la fuerza de la exogamia como un factor de hendidura social. El rapto de esposas -inconcebible, como hemos visto, si lazos de clan existen entre el grupo del raptor y del esposo- fue y es considerado como una seria violación de los derechos del clan. El clan afectado amenazaría con suspender la cooperación ritual o vengarse o entrar en guerra y los ancianos del linaje del clan raptor inmediatamente harían los pactos necesarioa para devolver a la mujer. Esto fue en verdad la causa más frecuente de guerras tanto pequeñas como grandes en los tiempos pasados como lo es de muchos conflictos hoy en día. Las disputas por las deuas por el costo de la novia o sobre la posesión de los niños constituyen la mayoría de casos llevados ante las cortes de los jefes. Anteriormente eran una fuente política de conflictos armados y de redadas de ganados. El adulterio provoca reacciones similares, aunque anteriormente no precipitaba la guerra, desde que generalmente no rompía el matrimomio. Si el adúltero pertenece al mismo clan que el marido, un clan vecino o uno que tiene lazos con él, una reconciliación ritual es necesaria. Los líderes del linaje, a veces con la ayuda del jefe o del tendaana, negocian o arreglan esto, y ninguna recompensación es exigida.
En todos estos casos la lejanía territorial del uno al otro o grandes hendiduras sociales entre los grupos afectados hace casi imposible obtener preparación para los errores. El grupo afectado tiene que esperar una oportunidad para desquitarse.
En el fondo está oculta siempre la última sanción -el derecho a acudir a la alta ayuda, nominalmente permisible sólo si no hubiera lazos entre los dos grupos interesados, pero a veces empleado aún contra los miembros del mismo clan. El método más común era incursionando (nek), especialmente si las demandas de bienes o ganado eran el problema. El acreedor sólo o ayudado por miembros de su linaje, se apoderaría, con el peligro de ser disparado, del ganado perteneciente a culquier hombre del clan deudor en pago por la deuda. El último tenía que recuperar su pérdida del propio deudor presionándolo a través de los ancianos de su linaje, apelando si es necesario al jefe o Tendaana por ayuda. El estaba autorizado para recibir sólo el número de cabezas de ganado que originalmente poseía. Cualquier pérdida en exceso él podría hacerla válida a través de una incursión de venganza; o él podría apelar al líder o al deudor del máximo linaje, a través de un intermediario, para ordenar el retorno del ganado robado en el interés de paz entre vecinos - una apelación que probablemente puede tener éxito.
Las nociones jurídicas y procedimientos de los tale están en conformidad con el carácter elaboradamente segmentado de la estructura social. Anteriormente no hubo una unidad social o una asociación completamente dominante, no podría haber una maquinaria legal constituida respaldada por una fuerza irresistible. Cada región de la sociedad tale desde la coyuntura de la familia hasta todo el conjunto delimitado conocido como los tallensis, exhiben un dinámico equilibrio- de unidades similares balanceadas una con otras, de lazos contrapesados y cleavages de instituciones complementerias y nociones ideológicas. A cada nivel de la organización social tale -parentesco, clan, relaciones económicas, relaciones locales y el nexo de interdependencia ritual- la tendencia hacia un equilibrio es aparente. Solapando y entrelazando estas diferentes órdenes de relaciones sociales se refuerzan entre sí. El principal mecanismo a través del cual este equilibrio es mantenido es la equilibrada distribución de autoridad y prerrogativa por un lado, y de obligaciones y responsabilidades- económicas, jurídicas, morales y rituales, por otro. A través de este mecanismo los elementos componentes de cualquier segmento de la sociedad controla el uno al otro.
Esto no significa que la sociedad Tale estuviera siempre estancada, la atención está implícita en el equilibrio. Podría explotar violentamente cuando los intereses específicos de la unidad fueran violados. Pero el conflicto nunca podría desarrollarse al punto de producir completa deintegración. La homogeneidad de la sociedad Tale, el sistema económico indiferenciado, la estabilidad territorial de la población, la red de lazos de parentesco, las ramificaciones del clan y especialmente, las doctrinas míticas y las prácticas rituales que determinan la concepció bativa de bien común - todos estos son los factores que restringen el conflicto y promueven el restablecimiento del equilibrio. La guerra era la última sanción contra laviolación de los derechos específicos de las unidades corporativas que constituyen la estructura social Tale, y los lazos rituales de colaboración la sanción previniendo la completa desintegración de esa estructura en fracciones anárquicas independientes. Las relaciones sociales en el territorio Tale fluctúan entre amistad y discordia, entre cooperación y conflicto, fuerzas que engendran tanto lo uno como lo otro, están siempre activas, pero en la gran carrera un equilibrio es mantenido. El sistema político de los Tallensi gira alrededor de este principio.


[1] Traducción de Leif Korsbaek, Benjamin Muratalla & Carlos Patricio Villalva Jiménez.
[2] Los mamprusi tienen una densidad de población de alrededor de 2 personas por milla cuadrada, mientras que el distrito administrativo donde viven los tallensi, tiene una densidad de 171 por milla cuadrada. Los mamprusi viven en aldeas frecuentemente muy dispersas y cuyo tamaño varía desde pueblitos a localidades con varios miles de habitantes. Una considerable parte de su país, que es relativamente bajo en comparación con la altipanicie bien drenada al norte del río Volta Blanco, es inundado y convertido en pantano durante la estación de lluvia. Su sistema económico es mucho más complejo que el de los talensi y su religión muestra influencias de las comunidades musulmanas que se encuentran allá. Todos los datos demográficos provienen del Censo de 1931.
[3] Uso talensi, la forma corriente en el dialecto de los gorisi (gorni) para señalar a todos los habitantes del país Tale. En su propio dialecto (talni) se llaman a si mismos talis (singular: talen), una forma que reservaré, para mayor claridad, para los "auténticos tales" exclusivamente.
[4] En 1933 se empezó a sustituir este sistema por un nuevo sistema gubernamental basado en los principios de autonomía limitada ("indirect rule"). Este experimento político ha producido ya cambios notables y valiosos, pero su evaluación se tiene que posponer para una posterior publicación. En la presente ocasión me limito al periodo anterior a 1834, la fecha de mi primera visita al país Tale.
[5] Véase mi artículo acerca de "Culture Contact as a Dynamic Process" ("El contacto cultural como un proceso dinámico"), en Africa, Vol. IX, I, 1936, republicado en "Methods of Study of Culture Contact in Africa", Memorias XV del International Institute of African Languages and Cultures.
[6] Por linaje máximo se entiende el grupo más extenso de individuos que reclaman descendencia de un ancestro común.
[7] Un padre (o un hijo) no puede heredar la viuda de un hijo (o de un padre). La extensión clasificatoria de esta regla varía ligeramente de un linaje máximo a otro, de cuardo a la estructura.
[8] Si por ejemplo tres clanes contíguos, A, B y C, son relacionados de la siguiente manera: A tieen tres linajes máximos, A1, A2 y A3; B tiene cuatro: B1, B2, B3 y B4; y C tiene dos: C1 y C2. El linaje A1 tiene lazos clánicos con los linajes B1 y C1, pero no con los demás linajes de B o C, y tampoco tienen B1 y C1 lazos clánicos con A2 y A3. Los miembros de A1, B1 y C1 no se pueden casar; pueden heredar mutuamente sus viudas y tienen las mismas obligaciones rituales mutuas que los miembros de un mismo clan. Los miembros de A1 se pueden casar con miembros de los demás linajes B y C, y los miembros de B1 y C1 se pueden casar con los miembros de A2 y A3. De igual manera, A2 tiene lazos clánicos con B4, pero no con los demás linajes B y C, y A3 tiene lazos clánicos con B3. Los linajes máximos relacionados de esta manera tienen mutuamente la misma relación que las unidades constituyentes de un sólo clan, pero los derechos y las obligaciones relacionados con las relación son menos rígidamente implementados que dentro del clan. El clan C tiene similares lazos cruzados con el clan D, el clan D con el clan E, etc.
[9] La red del parentesco tiene un alcance tan amplio, tanto espacialmente como en términos de genealogía, que un nativo puede viajar hasta veinte millas, atravesando fronteras tribales, avanzando de localidad a localidad aprovechando la hospitalidad y la buena voluntad de sus parientes en cada localidad.
[10] Por eso es una ofensa especialmente repugnante el secuestrar a la esposa de otro miembro del mismo clan, y una ofensa que casi nunca ocurre. Pone en peligro los meros fundamentos de la organización clánica en cuanto factor de la solidaridad política y de unidad ritual. Todo el clan se sintiría ofendido y los ancianos acudirían a las medidads más extremas para remediar la situación. La reacción es similar en el caso más frecuente del secuestro de una esposa del miembro de un clan contígüo, lo que se debe, sin embargo, al miedo de una retribución violenta. En ambos casos es necesario una reconciliación ritual (véase más adelante, p. 270, donde se trata el mismo problema en otro contexto).
[11] Al igual que en otras partes de la zona climática sudanesa, los territorios del norte de la Costa de Oro tienen dos estaciones bien definidas: una estación lluviosa con una precipitación promedio de alrededor de 43 pulgadas que dura de abril a mediados de noviembre, y una estación seca completamente sin precipitación que dura de mediados de noviembre al final de marzo.
[12] La tierra se puede alienar solamente a miembros del mismo clan, parientes o miembros de la misma localidad, nunca a extranjeros sin lazo alguno. Eso es la consecuencia de un alto grado de congruencia entre las colectividades locales y las colectividades genealógicas. La economía agrícola de los tale es tratada con mayor detalle en M. & S. L. Fortes: "Food in the Domestic Economy of the Tallensi", Africa, Vol. IX, No. 2, 1936.
[13] Eso fue mostrado de manera extraordinaria cuando las colinas Tong fueron repobladas en 1935-36. Después de 25 años de ausencia regresaron las gentes para tomar posesión de sus tierras ancestrales sin una sóla disputa sobre los linderos o un sólo desacuerdo acerca de la propiedad de los lotes.
[14] Los jefes y los líderes ("headmen") se han hecho excepcionalmente ricos a través del poder que ahora poseen, y siguen siendo los beneficiarios individuales de la nueva dispensación. Hasta el momento no se han desarrollado diferenciaciones sociales basadas en la diferencia de riqueza, aunque los conflictos creados por la competencia económica está adquiriendo un tono político en algunas partes del país.
[15] Las esposas nunca son asimiladas a los linajes de sus esposos, aunque poco a poco llegan a compartir las lealtades y los intereses de estos. Se encuentran bajo la autoridad de sus esposos y, a fortiori, bajo la autoridad de cualquiera que ejerza autoridad sobre sus esposos.
[16] Un bagar es una categoría particular de bogar. A cualquier objeto o animal que tenga significado ritual se le puede llamar bagar. Un bogar es el bagar que es el sitio de todos los ancestros de un linaje hasta el fundador del linaje.
[17] Así que teóricamente cualquier descendiente agnático de Mosuor es elegible para cualquiera de los oficios de jefe ocupados por los mosourbiis, y los miembros de los linajes accesorios no lo son. En efecto, la independencia política de cada ramo es asegurada por las restricciones en la competencia por el oficio de jefe a sus propios miembros. Bajo el mismo principio miembros de dos o más clanes pueden ocupar algunos oficios menores de jefe.
[18] Los oficios menores de jefe "cuestan" ocho o nueve cabezas de ganado, los oficios importantes hasta setenta cabezas de ganado, más grandes cantidades de  conchas - sin hablar de la cantidad de regalos que se tiene que dar a los ancianos del elector para asegurar su buena voluntad.
[19] La administración siempre ha considerado el país Tale como parte del "Estado Mamprusi", bajo el gobierno de l jefe de Mampurugu, a través de su subjefe y delegado, el Kuna'aba que era considerado como teniendo plena jurisdicción sobre la "División Kurugu". En 1932 el Kuna'aba y sus consejeros fueron convertidos en una autoridad y corte indígena, como la única corte oficial en la División que poseía autoridad judicial y administrativa. En el sistema político indígena la esfera de autoridad electoral del Kuna'aba no corresponde a la unidad política o "tribal".
[20] La gente de Sii, que gracias a lazos clánicos y reglas rituales eran tale pero ocupaban un oficio de jefe bajo Kuna'aba, juntos con los miembros del mismo clan, la gente de Yindu'uri, por lo regular apoyaba a los tongo en la guerra contra los demás tale, sus paisanos.
[21] Debido a su edad avanzada
[22] El derecho a gente vagabunda
[23] Otors aspectos de las expediciones de pesca comunal son tratados en mi artículo acerca de "Communal Fishing and Fishing Magic in the Northern Territories of the Gold Coast", JRAI, Vol. 67, 1937.
[24] Los tale de los altos ("The Hill Talis") tiene un procedimiento algo diferente que es un compromiso entre este método de selección y la manera de la cual son elegidos los jefes.
[25] Véase mi artículo acerca de "Ritual Festivals and Social Cohesion in the Hinterland of the Gold Coast" ("Los festivales rituales y la cohesión social en el hinterland de la Costa de Oro"), en American Anthropologist, Vol. 38, No. 4, 1936.
[26] El único tribunal indígena reconocido en el País Tale era, en 1934, el del jefe de Kurugu (Kuna'aba).
[27] Un tendaana puede asignar tierras sin dueño para fines de cultivo o de construcción dentro de la localidad que se encuentra bajo su jurisdicción ritual.

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