miércoles, 9 de marzo de 2011

Sesión IX: La antropología política/ La antropología y las políticas de Leif Korsbaek (texto en proceso de edición NO citar)

LA ANTROPOLOGÍA Y LAS POLÍTICAS.
Leif Korsbaek .

1 Introducción.
La antropología es una disciplina mal definida y peor delimitada. Ni siquiera podemos decir que la antropología sea una “ciencia mal definida”, pues para la mitad de los antropólogos no es una ciencia, sino alguna cosa diferente: una disciplina humanística o , de manera alemanamente impronunciable, una Geistes-wissenschaft (ciencia del espíritu) .
El lema de Evans-Pritchard – un insigne antropólogo británico que espantó a sus colegas británicos antihistóricos alrededor de 1950 al declarar que la antropología es una disciplina histórica – nos puede servir para enmarcar nuestra disciplina: “nada humano me es ajeno” .
Dentro de esta muy amplia antropología coexisten un elevado número de diversas especialidades: la antropología económica, la antropología psicológica, la antropología de la religión, la ecología y el estudio antropológico del parentesco, entre muchas otras .
Una de estas numerosas especialidades o subdisciplinas es la antropología política. Entre los antropólogos en general y los antropólogos políticos en particular rige cierta confusión acerca de los límites precisos y las colindancias de la disciplina, y muy en particular acerca de su relación con las demás disciplinas políticas: la filosofía política, la historia política, la sociología política y la ciencia política y, sobre todo, con la política misma en cuanto actividad legítima y racional, más no científica.
El presente texto, con su discusión de la relación entre la antropología y la ciencia política (en el sentido más amplio), se inscribe en la búsqueda de la identidad de las ciencias y la necesidad de las actividades interdisciplinarias, se lleva a cabo desde la perspectiva de la antropología, pero es en un doble sentido flexible y tolerante: acepta la necesidad y la realidad histórica de las disciplinas, pero ve con preocupación que esta división sumamente relativa se viene a imponer como una verdad absoluta y atemporal.
El objetivo del presente artículo es discutir la relación entre la antropología política y las demás ciencias políticas, lo que inmediatamente nos deja en un terreno algo pantanoso, con una serie de problemas conceptuales y terminológicos.
A los antropólogos políticos nos ha costado recuperarnos después de las duras críticas de David Easton antaño, al efecto de que la antropología realmente no existía como una disciplina con su propia identidad, pretexto y contexto. Violando un poco la modestia que nos ha sido impuesta a los antropólogos, me propongo en este artículo relacionar la antropología política con las demás disciplinas, más o menos científicas, que desde diversos ángulos estudian lo que podemos llamar “la vida política”, con el fin de plantear la pregunta (y parcialmente contestarla, por lo menos a nivel de propuesta): ¿qué les puede ofrecer la antropología política a las demás disciplinas que estudian la vida política?
Las cuestiones a tratar son: ¿cuál ha sido la relación entre la actividad política y el estudio teórico de esta actividad?, ¿cuál es la relación entre la antropología política y las demás disciplinas dedicadas al estudio teórico de la actividad política?, ¿qué puede aprender la antropología política de las demás disciplinas políticas?, ¿qué puede aportar la antropología política a las demás disciplinas políticas? y, finalmente, ¿cuáles son las perspectivas de una disciplina unificada dedicada al estudio teórico de las actividades políticas?
Pero igual que en el campo antropológico, también en el estudio de la política rige cierta nebulosidad a lo largo de las fronteras de las disciplinas. No solamente es cierto que "uno de los problemas actuales que genera cierta confusión, es el que tiene que ver con la ubicación de los ámbitos entre la filosofía, la teoría y la ciencia política, así como sus relaciones y especificidades" , sino que nos vemos forzados a aumentar la confusión para poder llegar a algún grado de claridad en el asunto, agregando la historia política, la sociología política y la antropología política, más la política a secas, y de pilón, la psicología política.
En el contexto de la ciencia política ha sido propuesta una historia interna de la disciplina , de igual manera que la historia de la ciencia se ha visto colocada en la disyuntiva entre el internalismo y el externalismo

2 El poder y su estudio.
En lo siguiente quisiera presentar, en forma comprimida y sin grandes marometas, los pasos iniciales de la disciplina conocida como Antropología Política, con el sencillo objetivo de colocar esta disciplina en su forma inicial y temprana en la flora y fauna de disciplinas antropológicas, en el contexto de la historia de las ciencias en general y en la de las ciencias sociales en particular .
Conviene recordar que la política casi siempre ha existido: tal vez no existió en tiempos de Adán, pero sí se introdujo en la vida humana con el conocido episodio de Adán, Eva, el cascabel y la manzana, episodio que tiene todas las fachas de un problema político que requiere una solución política: la existencia de un número de posibles caminos en el espacio público que requiere una decisión que, aunque individual, también pertenece al espacio público. Así que, si queremos colocar las consideraciones acerca de la política y del poder en un pensamiento estructuralista, en el sentido más amplio, y no en algún tipo de esencialismo, entonces podemos decir que la política no nació con Adán, pero sí con Adán y Eva.
Es sabido también que esta actividad política muy pronto fue sometida a un estudio sistemático, con lo que nació la teoría política. Del horizonte cultural e histórico griego viene a la mente un número de obras de Platón, como por ejemplo "La República" y "Las Leyes" y, un poco más tarde, "La política" de Aristóteles. Estas dos líneas de pensamiento, la de Platón y la de Aristóteles, tendrían una profunda influencia sobre el pensamiento teórico acerca de la política en la tradición occidental.
La política es antigua: "las sociedades políticas organizadas florecieron mucho antes de que los hombres teorizaran sobre ellas. Las convicciones políticas, incluidas las nociones de autoridad, obediencia, justicia y racionalización política, fueron también anteriores a la aparición de las teorías, cuyo origen hay que buscar en los mitos, sagas y folklore de cuantos pueblos poseen una antigua literatura" , por lo que es raro leer que "la política, según nuestra opinión, figura entre las actividades humanas menos usuales en el mundo premoderno. En efecto, fue un invento griego, más correcto quizás el invento separado de los griegos y los etruscos y/o romanos. Probablemente hubo otras comunidades políticas primitivas en Oriente Próximo; en todo caso, entre los fenicios, que luego llevaron sus instituciones al oeste, a Cartago. El único estado no griego que Aristóteles incluyó en su colección de 158 monografías sobre constituciones individuales, era Cartago" .
Es un curioso caso de un muy iluminado especialista en el pensamiento político (y de todos los demás ramos de pensamiento) de los griegos que de repente demuestra un increíble etnocentrismo: según él, ¿de qué manera se puede imaginar una actividad política fuera del espacio cultural e histórico de Occidente?
La política es por lo regular imaginado como algo muy común y ampliamente extendido en la humanidad, tan común que a Aristóteles le sirve para definir a la humanidad como un conjunto de animales políticos: "la actividad que consiste en ocuparse de la organización general de un grupo de gente, a quien el azar o la elección ha reunido" ,
Pero antes de perseguir estas dos líneas de desarrollo del pensamiento occidental, dirijamos la mirada hacia las primeras manifestaciones de lo que sería una nueva disciplina: la antropología política.
Pero para que surgiera un estudio sistemático de la política con un definitivo carácter antropológico se necesitaba un elemento que había sido ausente tanto en la tradición griega como en los pensamientos de la Edad Media, y cuya aparición coincide en el tiempo con la obra de Maquiavelo: la alteridad.
Siempre se invoca a la cultura clásica a través de Herodoto: es el padre de la historia y el padre de la antropología, pero siempre se nos presenta a Herodoto como un típico representante de esta cultura clásica, nunca se menciona que Herodoto es una excepción y que dicha cultura clásica que sí tenía conocimiento de y acceso a la alteridad, al mismo tiempo rechazó fuertemente a ella, tachando a bárbaros a los que no correspondían a la cultura marcada por el habla griego, una lengua civilizada.

3 Una paradoja. De la vida política a la antropología política
El mundo medieval había sido un mundo cerrado en dos distintos sentidos: había sido un mundo cerrado porque todavía no se le había agregado el Nuevo Mundo, era el mundo cerrado del Viejo Mundo, Europa y algunas partes de Africa, Asia y el Medio Oriente; y había sido un mundo cerrado porque su búsqueda de conocimientos iba hacia dentro, en una búsqueda escolástica de conocimientos ya conocidos, para así decirlo, que luego se podrían confirmar por medio de una confrontación con las Sagradas Escrituras.
Una instancia de este encuentro con la alteridad son los ensayos de Montaigne, un pensador aristócrata cuyas credenciales aristocráticas eran un tanto chafas pero cuyos ensayos son de una autenticidad indiscutible. Como ejemplo podemos ver su ensayo sobre los caníbales.
Otra instancia del encuentro con la alteridad, de mayor peso y consecuencias más concretas y duraderas, es el descubrimiento del Nuevo Mundo, empezando con el descubrimiento geográfico por Cristóbal Colón y continuando con lo que ha sido llamado su descubrimiento científico: la avalancha de crónicas de muy variado interés, carácter y contenido, así como calidad .
En el caso de los evolucionistas clásicos, la incapacidad de desarrollar una antropología política se debía entre otras cosas a su etnocentrismo que los llevó a concluir que sólo donde hay un estado puede haber política.
El etnocentrismo de la mayoría de los evolucionistas se muestra en casi toda su obra, pero vale la pena destacar dos aspectos que son de relevancia aquí. En su búsqueda diacrónica trabajaban hacia atrás: partiendo de su propia sociedad y de su propia situación histórica se movían hacia atrás, buscando el origen de su propia sociedad. Sería justo aplicar el juicio de Edward Said acerca de los orientalistas a estos evolucionistas: mientras que los orientales, según Said, no les interesan en absoluto a los orientalistas, a los evolucionistas no les interesaban gran cosa el carácter de las sociedades ya pasadas que estudiaban; lo que les interesaba era la contribución de aquellas sociedades desparaceidas a la construcción de su propia sociedad: la sociedad escocesa del siglo XIX de McLennan, la sociedad británica victoriana de Maine y la sociedad de Rochester en su momento de Morgan.
Otra expresión de este etnocentrismo es el hecho de que en su búsqueda de la política, que por lo regular no encontraron, los evolcuionistas partieron de la premisa de que donde hay un gobierno hay política, y si no hay gobierno no hay política.
En el caso de los antropólogos culturales norteamericanos creo que el caso es diferente. Siguiendo a Franz Boas, la antropología cultural ha sido definida como "el estudio conciente de un fenómeno inconciente: la cultura". Un estudio antropológico de la política, que es exactamente el estudio de estrategias y maniobras concientes en determinadas situaciones y contextos, es evidentemente difícil si no imposible a desarrollar dentro de este marco .
A la debilidad de desarrollo de una visión antropológica de la política en la alteridad corresponde un fuerte desarrollo de la antropología lingüística: mientras que la antropología lingüística tiene como su precondición una atención a los fenómenos inconcientes que constituyen el uso cotidiano de la lengua, para llegar a apreciar plenamente la política y los actos políticos se requiere un marco teórico capaz de captar el uso sistemático y conciente de los medios al alcance. La racionalidad que se ha venido desarrollando en la antropología cultural norteamericana es la racionalidad del sistema que manipula al hombre...
El caso británico es directamente opuesto, lo que se reconoce fácilmente en la especialidad de los británicos, el estudio de los sistemas de parentesco, donde uno de los conceptos claves es el de rol. El rol es definido como "el conjunto de derechos y obligaciones", un concepto que evidentemente colinda con la problemática jurídica y política, de manera que ha sido dicho también que el estudio británico de los sistemas de parentesco es realmente un estudio político.
La privilegiada atención británica a los fenómenos concientes, tanto en la línea de Malinowski como en la de Radcliffe-Brown, pero sobre todo en esta última, ha privilegiado el estudio de la antropología política, de la racionalidad conciente a través de la cual el hombre manipula a los medios a su alcance. El desarrollo en la antropología británica ha sido consecuentemente un desarrollo muy débil de la antropología lingüística ..... cita. El corolario ha sido un desarrollo fuerte y consistente de la antropología política en los planteamientos británicos.
La actividad política es añeja, pero paradójicamente el estudio antropológico de esta actividad política, la antropología política, es supuestamente una de las especialidades más jóvenes: su acta de nacimiento lleva la fecha de 1940, con la publicación de "African Political Systems" que inicia la primera etapa de la moderna antropología política, después de la cual seguirían otras tres etapas .
Pero es evidente que no tenemos que esperar hasta 1940 para encontrar un estudio sistemático de fenómenos políticos que corresponda a las definiciones corrientes de la antropología política, lo que nos deja con una pregunta: ¿qué existía antes de 1940 que más o menos merecía el título de antropología política? Podemos localizar dos diferentes antecedentes que merecen ser tomados en cuenta: el evolucionismo clásico y el funcionalismo biológico del polaco Bronislaw Malinowski que sería uno de los fundadores de la antropología funcionalista británica, y la antropología cultural norteamericana fundada por Franz Boas merece también unos comentarios, aunque en un sentido diferente.
En lo referente al evolucionismo clásico, padecía tan intensamente este sufrimiento que recibió su nombre en 1908 y que ha sido un padecimiento constante de muchas de las variedades de la antropología: el etnocentrismo . Y la lógica de este evolucionismo - conocido como antropología de gabinete - era partir del estado más perfecto de la humanidad: la sociedad en la cual vivían estos evolucionistas, y desde allá moverse hacia atrás en búsqueda de la línea que había llevado al hombre a su entonces situación de perfección.

Malinowski
Malinowski había hecho una serie de análisis de sus datos de las Islas Trobriandesas que difícilmente se pueden llamar otra cosa que antropología política, notablemente en un librito con un título que casi evoca a Dostoyevski: "Crimen y costumbre en la sociedad salvaje".
Malinowski sería el fundador del método del moderno trabajo de campo, pero su posición teórica - como un "empedernido empirista teórico", como lo llama Edmund Leach - nunca prosperó, los obstáculos eran demasiados: el fundamento biológico de su funcionalismo, su en tusiasmo, impresionismo y falta de sistematización, y el carácter declaradamente conciente de su concepto de cultura, entre otros. Después de su muerte quién es recordado como el teórico de la antropología social británica es Radcliffe-Brown y, que sea justo o injusto, también como el fundador de la antropología política moderna, junto con Evans-Pritchard y Meyer Fortes y los autores de los artículos del presente volumen. Y la antropología política que fundaron en 1940 - o que con la publicación de African Political Systems llegó a su maduración, poco importa la diferencia - es una disciplina que encuadra perfectamente en la definición de "antropología social" de Radcliffe-Brown: "sociología comparativa".
El caso británico es directamente opuesto, lo que se reconoce fácilmente en la especialidad de los británicos, el estudio de los sistemas de parentesco, donde uno de los conceptos claves es el de rol. El rol es definido como "el conjunto de derechos y obligaciones", un concepto que evidentemente colinda con la problemática jurídica y política, de manera que ha sido dicho también que el estudio británico de los sistemas de parentesco es realmente un estudio político.

Franz Boas
En el caso de los antropólogos culturales norteamericanos la situación es diferente. Siguiendo a Franz Boas, el interés por lo inconciente del hombre como el campo de estudio específicamente reservado a la antropología entra temprano en el pensamiento de Boas, y ya en su libro "The Mind of Primitive Man" de 1911 encontramos comentarios que nos guían hacia este campo:

Y dentro de la tradición boasiana la antropología cultural ha sido definida como "el estudio conciente de un fenómeno inconciente: la cultura" , por cierto no un campo muy fértil para el estudio de la política que podemos definir como la manipulación racional y conciente de las posibilidades.
En un artículo de Boas de 1925, donde se propone "discutir hasta dónde los rasgos mentales generales expliquen el desarrollo de la poesía y del arte narrativo, y hasta dónde condiciones históricas especiales hayan ejercido una influencia" , encontramos la observación lúcida (y de una importancia teórica y metodológica fundamental) de que "los motivos de la acción son determinados por el modo de vida y los principales intereses del pueblo, y el tramo nos da una imagen de estos". Como ejemplo señala que "en muchos cuentos típicos de los chukchee de Siberia el tema del cuento es la tiranía y la suprema arrogancia de un cazador atlético o guerrero y los intentos de los aldeanos por liberarse", y a continuación se acerca lo más posible a un tema que podemos llamar político, y además a una tipología: hablando de los chukchee y los esquimales dice que "entre ambos grupos, que viven en pequeños asentamientos, sin una organización política sólida y firme, el miedo al hombre más fuerte juega un papel importante, no importa si su poder se base en la fuerza corporeal o en cualidades supuestamente supernaturales" . Lo que encontramos aquí es un estudio de la reflexión del poder y no del poder mismo. En un libro tan rico que se puede considerar como una parte medular del legado de Boas, "Quakiutl Ethnography", prácticamente no encontramos referencias a asuntos políticos .
Y en la enorme producción antropológica de Alfred Kroeber apenas encontramos la palabra política. En su tratado teórico acerca de la antropología hay de todo: desde una definición de la antropología como disciplina, pasando por los fósiles, las razas y las lenguas, hasta el desarrollo de una religión primitiva y la historia de la civilización en la América nativa - pero no una palabra de política . En su obra acerca de las áreas culturales de América del Norte, donde se trata una inmesidad de temas, no encontramos la más leve alusión a la política . En su monumental compilación de artículos donde intenta "meter en un sólo volumen aquellas conferencias y partes seleccionadas de mis trabajos profesionales que podrían ser de mayor interés general", encontramos 50 textos organizados en secciones acerca de "la teoría de la cultura", "parentesco y estructura social", "acerca de los indígenas de América", "psicología" e "historia y el progreso de la civilización", en unas 437 páginas - pero ni una palabra acerca de la política . Finalmente, en su recopilación light y retrospectiva que publicó sólo tres años antes de su muerte y donde revisa todas las temáticas que ha tratado en su vida, tampoco una palabra acerca de la política .

African Political Systems
African Polítical Systems, que aquí se presenta por primera vez en español, es uno de estos libros que cambian el mundo, para bien y para mal. African Polítical Systems cambió por lo menos una parte del mundo: la antropología social nunca volvió a ser la misma que antes de su publicación: "en 1940 apareció African Political Systems, una serie de artículos editados por Meyer Fortes y E.E. Evans-Pritchard, en los cuales se describe con detalle ocho sistemas políticos. Estos artículos son precedidos por una larga introducción de ambos editores y por un significativo prólogo de Radcliffe-Brown. La mayorìa de los historiadores de la antropología hacen comenzar con esta obra una nueva rama de la ciencia" . La nueva rama de la ciencia que el antropólogo holandés Claessen tiene en mente es la antropología política.
Le costó mucho a esta nueva disciplina establecerse, y cuando un politólogo irreverente e irrespetuoso en 1959 alegó que la antropología política en aquel momento realmente no existía todavía, uno de los miembros del gremio de antropólogos políticos reaccionó de una manera abritánicamente violenta, defendiendo su disciplina y llevando su pedigree hasta el año de 1940, notando que "la antropología política, como rama diferenciada de la antropología social y cultural, es un campo reciente estimulado por la publicación de African Political Systems de Fortes & Evans-Pritchard en 1940" .
Pero la respuesta de Elizabeth Colson es de 1968, y es tal véz significativo, como señala Ted Lewellen, que la provocación de David Easton quedó sin una respuesta durante díez años, mientras que el nuevo gremio de antropólogos políticos llegaron a algún grado de consenso acerca de la identidad, definición, método, etc. de su disciplina. A partir de 1968 empezaron entonces a salir los trabajos con propuestas de una definición más apretada: Abner Cohen, Aidan Southall.
Hoy la antropología política es una disciplina (o subdisciplina, según como se quiera) relativamente bien definida y establecida, y en el contexto de la disciplina African Political Systems tiene su lugar seguro, representa "el último gran parteaguas" en el desarrollo de la disciplina y "ha sido al mismo tiempo estímulo y modelo" para gran parte del trabajo desarrollado . Pero, estando de acuerdo acrca de su importancia, los diferentes autores ponen el énfasis en diferentes puntos.
M. G. Smith señala que "fue en 1940 cuando la primera generación de antropólogos que había trabajado con Malinowski y Radcliffe-Brown colaboraron en un volumen conjunto, que representa el comienzo del estudio comparado de la política y del gobierno" , llamando así nuestra atención a una de las características del entrenamiento de Malinowski y Radcliffe-Brown: el trabajo de campo.
Georges Balandier pone el énfasis en el acercamiento al método científico y, más específicamente, el método comparativo, que representa el libro: "se sujeta a una exigencia comparativista al presentar unos casos claramente diferenciados, está precedida por una introducción teórica y plantea el esbozo de una tipología" , igual que Max Gluckman lo considera también como la primera contribución encaminada a dar un estatuto científico a la antropología política.
Andrés Fábregas llega a combinar los dos anteriores puntos y señala que "la antropología política recibirá sus mayores ímpetus cuando los estudiantes entrenados por Radcliffe-Brown y Malinowski comenzaron a trabajar en África, hacia la década de 1930; los primeros resultados se publicaron en 1940 en un libro colectivo titulado African Political Systems, bajo la dirección general de Evans-Pritchard y Meyer Fortes, y con un prefacio de Radcliffe-Brown" . El libro no es solamente una declaración teórica - como habían sido muchas de las obras más o menos especulativas de los evolucionistas de gabinete - y su novedad tampoco estriba exclusivamente en el trabajo de campo, como nos permite pensar una interpretación de las palabras de M. G. Smith. Uno de los valores del libro - y a esto regresaremos más adelante - es que combina una declaración teórica con la presentación de un material empírica recogido bajo la férula de la misma posición teórica.
En efecto son muchos los que postulan que la antropología política nació con la publicación de African Polítical Sistems, y no solamente en añejos libros de texto y artículos de la antropología política, hasta el presente se mantiene esta opinión. En un libro reciente, de 1992, leemos acerca de African Political Systems que "con un sólo golpe estableció la antropología política moderna" . Si combinamos este comentario con la opinión nada optimista de 1980 de que "no existe entre los antropólogos ningún acuerdo sobre la definición de la antropología" , entonces nos quedamos con dos impresiones: en primer lugar, que la antropología política se encuentra todavía en pañales y, en segundo lugar, que antes del año 1940 no existía nada que mereciera la denominación de Antropología política.
Personalmente pienso que sucede algo muy diferente, y posiblemente más importante: una larga serie de comentarios más o menos sueltos e intuiciones dispersas llegan a encontrar una formulación firme y acabada en una obra que al mismo tiempo contiene la teoría y su aplicación a un material empírico.
Uno de los valores de African Political Systems es que obra al mismo tiempo a tres diferentes niveles: "La introducción de African Political Systems y ocho artículos etnográficos establecieron los problemas, los fundamentos teóricos, la metodología y la controversia para mas de una década de estudios de la política de las sociedades preindustriales" .
A un primer nivel tenemos el prólogo de Radcliffe-Brown que define, a nivel de la filosofía de la ciencia, qué es la antropología política, firmando así el acta de nacimiento de esta nueva disciplina, pues "en el estudio de las sociedades sencillas los antropólogos encuentran que los conceptos y las teorías de los filósofos políticos y los economistas son inútiles o insuficientes. Estas teorías han sido elaboradas con miras a un limitado número de tipos de sociedades. En su lugar el antropólogo tiene que elaborar para su propio uso teorías y conceptos que serán universalmente aplicables a todas las sociedades humanas y llevar a cabo la obervación y comparación. guiados por éstos" . Radcliffe-Brown sintetiza aquí la esencia de esta nueva sociología política comparada en un pequeño número de declaraciones medulares: "cuando estudiamos la organización política, nos tenemos que ocupar del mantenimiento o el establecimiento del orden social, dentro de un marco territorial, por el ejercicio organizado de la autoridad coercitiva mediante el uso, o la posibilidad de uso, de la fuerza física. En los estados bien organizados, la policía y el ejército son los instrumentos para la implementación de la coerción. Dentro del estado el orden social, sea cual sea, se mantiene mediante el castigo de los que violan las leyes y la supresión armada de la rebelión. Exteriormente el estado está dispuesto a recurrir al uso de las fuerzas armadas contra otros estados, o con el objetivo de mantener el orden existente o de crear un nuevo orden"  y "la organización política de una sociedad es aquel aspecto de la organización total que regula el uso de la fuerza física. Es mi opinión que esa proporciona, para un estudio objetivo utilizando los métodos de la ciencia natural, la definición más satisfactoria de la clase particular de los fenómenos sociales a cuya investigación este libro es una contribución" .
A un segundo nivel tenemos la introducción de Meyer Fortes y Evans-Pritchard donde establecen metodológicamente una tipología de lo que Radcliffe-Brown estableció en el prólogo, los sistemas políticos en un espacio cerrado y geográficamente delimitado, África, y en base a ocho descripciones etnográficas de igual número de sociedades y sus sistemas políticos.
Y a un tercer nivel tenemos una serie de descripciones empíricas de sistemas políticos en África que se apegan a la tipología establecida por Fortes y Evans-Pritchard - cosa nada rara, ya que la tipología había sido formulada en base a las mismas etnografías.
Correspondiendo al tipo de sistema político centralizado encontramos los zulu, los ngwato, los bemba, los banyankole y los kede.
En el presente apartado quisiera intentar resumir las críticas que se han formulado contra la posición que se manifiesta en African Political Systems, intentando también indicar con claridad en cuáles de los puntos estoy de acuerdo, así que será al mismo tiempo un resumen histórico de los ataques hechos contra nuestra obra y una posición crítica mía.

La ausencia de la política informal

La falta de capacidad para tratar la problemática de la legitimación. A través de todo el cuerpo de APS se nota un uso indiscriminado de los conceptos de poder y autoridad, un uso que ya se nota en el prólogo de Radcliffe-Brown: "Una persona que haya cometido una ofensa, se conozca o no su identidad, puede ser oficialmente maldicha por los ancianos o por personas que poseen la autoridad y el poder para actuar así" (p. 4).
Los autores de APS no logran explotar las perspectivas que se esconden en la distinción que hace Max Weber entre el poder y la autoridad: "la autoridad es el poder legitimado" .
Las implicaciones de la imposibilidad de siquiera plantear el problema de la legitimidad son múltiples y de peso. Es imposible tratar la "ciencia política de Thomas Hobbes"  sin partir de su filosofía política  y de su ética , y de manera similar se puede preguntar si de veras es posible llevar a cabo un análisis científico de sistemas políticos africanos  sin abrir la posibilidad de un estudio de su "filosofía política", filosofía que se derivaría inevitablemente del estudio de la ética de las culturas africanas.
De entrada, Radcliffe-Brown declara ya en su prólogo a la obra que "En el estudio de las sociedades sencillas los antropólogos encuentran que los conceptos y las teorías de los filósofos políticos y los economistas son inútiles o insuficientes. Estas teorías han sido elaboradas con miras a un limitado número de tipos de sociedades. En su lugar el antropólogo tiene que elaborar para su propio uso teorías y conceptos que serán universalmente aplicables a todas las sociedades humanas y llevar a cabo la observación y comparación. guiados por éstos" . Esta posición crea, junta con la contundente declaración al efecto de que "el concepto de cultura no es solamente superfluo, sino directamente nocivo", limitaciones que tienen que ver con la tarea del antropólogo de "elaborar para su propio uso teorías y conceptos que serán universalmente aplicables a todas las sociedades humanas y llevar a cabo la observación y comparación. guiados por éstos".
La falta de atención a la situación individual
La misma falta de atención a la cultura hace problemático la comprensión de la situación y actuación individuales. Es bien conocido que Radcliffe-Brown no comparte el interés de por Ejemplo Peter Winch por "la acción social", estudio de la traducción de la racionalidad individual e instrumental al reino de la actuación, interés derivado, según el mismo Winch, de la "sociología comprensiva" de Max Weber .
Pero teniendo en mente que el interés de Radcliffe-Brown y su escuela estriba en los sistemas y las estructuras, es también evidente que las decisiones no se toman por los sistemas y las estructuras, sino por los individuos que "habitan" los mismos, lo que se desprende con toda claridad de la necesidad de introducir el concepto de "grupos corporativos", concepto que por cierto también proviene de la sociología comprensiva de Max Weber .
Una vez más encontramos una pista en la obra de Evans-Pritchard de los azande, pista que ha sido explorado desde posiciones popperianas .
Evans-Pritchard, que era alumno de Radcliffe-Brown más no seguidor de él, intentó formular lo que podemos llamar una "epistemología émica", y se podría plantear la necesidad de formular de la misma manera una "ética émica" (valga la torpeza de la expresión) y una "teoría política émica", así como también una "filosofía política émica".

La falta de atención a la sociedad mayor, en particular al estado
Una de las acusaciones de Marvin Harris es que

Las deficiencias en el tratamiento del cambio social

La ausencia de la dimensión histórico
Por británico que sea Radcliffe-Brown, por lo menos en ún punto se siente una herencia cartesiana: igual que para Descartes la dimensión histórica carecía de relevancia filosófica, para Radcliffe-Brown la dimensión histórica es positivistamente irrelevante.
Este punto ha sido la piedra de toque de una buena parte de la crítica que ha recibido African Political Systems a través de los años.
Pero en la falta de atención programática a la dimensión histórica en Sistemas Políticos Africanos vemos ya la quiebra de una joven ciencia en pañales, la antropología política estructural-funcionalista: no obstante el silencio matador que encierra la dimensión histórica en la obra, algunas de las contribuciones empíricas muestran un acentuado interés por la historia. El capítulo de Max Gluckman acerca del reino de los zulu es realmente más una relación histórica que un análisis antropológico, así como el capítulo de S. F. Nadel acerca del reino de los kede en Nigeria. Es tal vez sintomático que los capítulos que más ostentan una atención a la dimensión histórica son los capítulos que, dentro de la tipología de la propia obra, tratan sistemas políticos con un estado. Ya que la dimensión histórica está programáticamente ausente en la obra, pero al mismo tiempo manifiestamente se encuentra dispersa por las varias contribuciones a la misma, vale la pena echar un vistazo y ver de qué historia se trata.
El autor más ahistórico en la obra es Meyer Fortes, también el más fiel de los seguidores de Radcliffe-Brown. En su artículo sobre los tallensi de la África Occidental apenas se aprecia la presencia de un eje temporal:
Max Gluckman no es de ninguna manera inconciente de la existencia del factor tiempo y de la dimensión histórica.

Escribe Kalervo Oberg en su conclusión: "En mi discusión de los Abachwezi y sus mitos, del culto al tambor y los ritos de sucesión como forma de ideología y práctica políticas, he subrayado el hecho que aún su particular forma se deja explicar en términos de la situación política y de las añejas concepciones mágicas presentes en la cultura. En otras palabras, podemos solamente comprender la estructura política de los Banyankole si conocemos la situación objetiva a partir de la cual se desarrolla y el material cultural que sirvió de materia prima para este desarrollo. La imposición del gobierno británico, por supuesto, ha producido grandes cambios. La clientela, la servitud y la esclavitud han desparecido como relaciones políticas. El mugabe, aunque sigue formando parte del paisaje, ya no es un líder político y un poder mágico como antaño. Los efectos del dominio británico han cambiado no solamente las relaciones políticas sino también la naturaleza fundamental de las relaciones de parentesco, aparte de introducir nuevas relaciones legales, por un lado entre los nativos y el hombre blanco y, por otro lado, entre los nativos y los hindúes. Una discusión significativa de estas nuevas relaciones en su impacto sobre las relaciones personales, la tierra, las actividades económicas y la maquinaria gubernamental requiere más espacio que el que está a la disposición en este artículo".
La paradoja de la obra se encuentra en el capítulo de Evans-Pritchard acerca de los nuer. Es sabido que la posición de Evans-Pritchard en la antropología británica es extraordinaria: su definición de la antropología social en los años 1950 va contra la casi totalidad de definiciones británicas:

El concepto de "sistema político", fue una de las principales contribuciones de los estructural-funcionalistas a través del cual lograron empezar a formalizar el campo de estudio . El gran problema del concepto de "sistema político" es que sella el espacio y no nos permite captar el juego político que sucede exactamente alrededor de y con el límite de este sistema, al mismo tiempo que congela el sistema y no nos permite captar el aspecto dinámico, el proceso político.

La pareja de conceptos de "poder" y "autoridad", provienen originalmente del pensamiento de Max Weber y la definición es sencilla: el "poder es la capacidad que tenga una persona para que otra persona haga lo que quiera que haga", mientras que la "autoridad es el poder legitimado". La deficiencia de esta pareja de conceptos es que nos deja con la impresión de que los dos conceptos se encuentren al mismo nivel y que ambos giran en torno al individuo (evidentemente parte de la herencia de Max Weber). No existe poder sin autoridad y, mientras que la autoridad es un atributo culturalmente específico del individuo en la comunidad, el poder es una cualidad del sistema.

El concepto de "rol" es definido como "el conjunto de derechos y obligaciones que tenga una persona social".

Por lo anterior se define el poder y la autoridad respectivamente como

Es necesario también definir el espacio público, pues la función del sistema de cargos es exactamente transformar proyectos individuales y egoistas en proyectos colectivas y altruistas que pueden atraer a seguidores y permitir la formación de una facción.

Como una sofisticación posterior se agregó el concepto de "facción política" que es tal vez más normativo que real: se supone que en el mundo moderno no haya facciones políticas, pero sí en el mundo tradicional. Las facciones políticas se pueden definir como "grupos informales y espontáneos, centrados alrededor de un líder y organizados para un fin específico, disueltos cuando el programa planteado haya sido cumplido o haya fracasado" . El concepto tiene mucho que ver con el proceso de modernización y con el individualismo ideológico en este proceso.

4 De la vida política a la filosofía política.
Es sabido que la existencia de una filosofía política data de fechas muy tempranas en la historia. Siempre se señalan como los primeros ejemplos de una filosofia política la de Platón y la de Aristóteles, pero podría resultar interesante plantear la pregunta si solamente los griegos hayan tenido una filosofía política; ¿no podemos encontrar en otras culturas y en otras tradiciones históricas también un pensamiento que merezca el nombre de filosofía política? Ya que nos doirigimos hacia la antropología, una disciplina que es marcadamente pluricultural en su enfoque, es más que una leve tentación.
Platón
Aristóteles
El dato más significativo acerca de la tradición de filosofía política occidental es que se puede comprender como una extensión del pensamiento ético: mientras que la ética es una disciplina especulativa dirigida hacia el análisis de la moral y de los valores, la filosofía política es la correspondiente disciplina aplicada y práctica de análisis de la moral y de los valores.
Seguramente podemos ver en el pensamiento de Aristóteles un aumento de la importancia de la política
Pero si comparamos al pensamiento político de Platón y el de Aristóteles notamos también un dramático cambio de enfoque, desde un idealismo desenfrenado hacia algún tipo de realismo.
A veces se pone en duda la existencia de una teoría política en la Edad Media, pero sí existía un cuerpo de teorías políticas. En la prehistoria del soberano y la soberanía podemos detectar un principio y un príncipe que entraron en el discurso político ya en el siglo XIII: "la concepción, enteramente nueva para la Edad Media, de que la validez de la ley depende de la promulgación por el príncipe, cosa debida, casi con seguridad, al estudio del derecho romano" , y es justo también recordar los planteamientos conciliares y de Juan de Salisbury.
Sin embargo, se puede decir que el pensamiento teórico acerca de la política, en el sentido moderno, empieza en el Renacimiento, principalmente con la obra de Maquiavelo y de Juan Bodino en el Renacimiento, seguida por las discusiones alrededor del derecho natural y los planteamientos de Thomas Hobbes.
Podríamos plantear la pregunta: ¿cuál es la diferencia y la relación entre una filosofía política y una teoría política?
En el caso de los evolucionistas clásicos, la incapacidad de desarrollar una antropología política se debía entre otras cosas a su etnocentrismo que los llevó a concluir que sólo donde hay un estado puede haber política.
El etnocentrismo de la mayoría de los evolucionistas se muestra en casi toda su obra, pero vale la pena destacar dos aspectos que son de relevancia aquí. En su búsqueda diacrónica trabajaban hacia atrás: partiendo de su propia sociedad y de su propia situación histórica se movían hacia atrás, buscando el origen de su propia sociedad. Sería justo aplicar el juicio de Edward Said acerca de los orientalistas a estos evolucionistas: mientras que los orientales, según Said, no les interesan en absoluto a los orientalistas, a los evolucionistas no les interesaban gran cosa el carácter de las sociedades ya pasadas que estudiaban; lo que les interesaba era la contribución de aquellas sociedades desaparecidas a la construcción de su propia sociedad: la sociedad escocesa del siglo XIX de McLennan, la sociedad británica victoriana de Maine y la sociedad de Rochester en su momento de Morgan.
Otra expresión de este etnocentrismo es el hecho de que en su búsqueda de la política, que por lo regular no encontraron, los evolucionistas partieron de la premisa de que donde hay un gobierno hay política, y si no hay gobierno no hay política.
En el caso de los antropólogos culturales norteamericanos creo que el caso es diferente. Siguiendo a Franz Boas, la antropología cultural ha sido definida como "el estudio conciente de un fenómeno inconciente: la cultura". Un estudio antropológico de la política, que es exactamente el estudio de estrategias y maniobras concientes en determinadas situaciones y contextos, es evidentemente difícil si no imposible a desarrollar dentro de este marco .
A la debilidad de desarrollo de una visión antropológica de la política en la alteridad corresponde un fuerte desarrollo de la antropología lingüística: mientras que la antropología lingüística tiene como su precondición una atención a los fenómenos inconscientes que constituyen el uso cotidiano de la lengua, para llegar a apreciar plenamente la política y los actos políticos se requiere un marco teórico capaz de captar el uso sistemático y conciente de los medios al alcance. La racionalidad que se ha venido desarrollando en la antropología cultural norteamericana es la racionalidad del sistema que manipula al hombre...
El caso británico es directamente opuesto, lo que se reconoce fácilmente en la especialidad de los británicos, el estudio de los sistemas de parentesco, donde uno de los conceptos claves es el de rol. El rol es definido como "el conjunto de derechos y obligaciones", un concepto que evidentemente colinda con la problemática jurídica y política, de manera que ha sido dicho también que el estudio británico de los sistemas de parentesco es realmente un estudio político.
La privilegiada atención británica a los fenómenos concientes, tanto en la línea de Malinowski como en la de Radcliffe-Brown, pero sobre todo en esta última, ha privilegiado el estudio de la antropología política, de la racionalidad conciente a través de la cual el hombre manipula a los medios a su alcance. El desarrollo en la antropología británica ha sido consecuentemente un desarrollo muy débil de la antropología lingüística ..... cita. El corolario ha sido un desarrollo fuerte y consistente de la antropología política en los planteamientos británicos.

5 La sociología política
Habiendo colocado provisionalmente la antropología política en su lugar, y después de haber colocado también la filosofía política y a historia política en su merecido lugar, en relación a la política como actividad humana, podemos partir de la observación de un especialista que se ha visto obligado a colgarse a si mismo no etiqueta como “sociólogo político”: “Resulta imposible, en mi opinión, establecer una clara distinción teórica entre sociología política y ciencia política. Como máximo, parece haber diferencias que nacen de preocupaciones tradicionales o de una conveniente división del trabajo; por ejemplo, el particular interés que han demostrado los científicos políticos por lo que podría llamarse el “mecanismo del gobierno” – el aparato y los procedimientos de la legislación, la administración  la normativa jurídica -, considerado hasta cierto punto aislado del contexto social y abordado de una manera principalmente descriptiva” . La etiqueta de Tom Bottomore proviene del hecho de que se había comprometido a escribir un libro acerca de la sociología política.
S queremos ampliar ele espectro e incluir las demás disciplinas políticas – la sociología política, la ciencia política y la psicología política – y aceptando el hecho de que las fronteras entre las disciplinas políticas no son ni tan evidentes ni tan sólidas como por lo regular se supone, tenemos varias opciones. Podemos buscar las diferencias en los escenarios nacionales, en el método o en
Podemos seguir la genealogía de la sociología a sus antepasados franceses, de los cuales Augusto Comte bautizó la disciplina con aquella palabra medio en latín y medio en griego, pero sobre una serie de ideas que provenían de su anterior jefe, Saint-Simon, mientras que el desarrollo ulterior de la disciplina corría a cargo de Emile Durkheim, el gran formulador de una sociología funcionalista, y donde podemos también discernir una sociología marxista, y tenemos también que tomar en cuenta las contribuciones de Max Weber a la creación de la ciencia sociológica.
“La sociología política se ocupa del poder en su contexto social”  .
Maurice Duverger
Según Bottomore, una diferencia entre las dos disciplinas políticas, la ciencia política y la sociología política, se tiene que buscar en la dimensión histórica, en la separación entre lo política y lo social, una separación que se lleva a cabo en el inicio de la sociedad industrial, en el siglo XIX o un poco después de la revolución francesa.

6 La ciencia política.
Otra disciplina es la ciencia política, una disciplina en la cual hay una decidida dominación norteamericana. Se supone que la etiqueta “ciencia política” fue forjada alrededor de 1870 en la Universidad Johns Hopkins por el historiador Herbert Baxter Adams, mientras que el gremio tiene su origen en 1903 y la revista del gremio es de 1906. Se desprende la diferencia entre el papel de esta ciencia en los Estados Unidos e Inglaterra cuando recordamos que el gremio británico de los científicos sociales es de 1950, casi hay medio siglo de diferencia.
En los años 1950 hubo una oleada de estudios conductistas en la ciencia política norteamericana
Podemos seguir las pistas de un número de destacados practicantes de la ciencia política
David Easton
Harold Laswell
Samuel Martin Lipset

7 La psicología política


8 Conclusión. Una ciencia política unificada.
"La metapolítica .... se propone solamente como una forma alternativa y complementaria para estimular el estudio de la política y, eventualmente, enriquecer nuestro conocimiento de la misma" .

Creo que las contribuciones de la antropología política a la conformación de una ciencia dedicada al estudio teórico de las actividades políticas serían fundamentalmente dos: sus contribuciones a conceptualizar y estudiar la cultura política y, mediante las experiencias cosechadas por los antropólogos en el trabajo en un espacio heterogéneo, ayudar a una ciencia política a desligarse de una normatividad occidental y acercarse a la aceptación de una realidad heterogénea y compuesta.
La antropología ha sido conocida como la ciencia de la cultura, hasta como culturología , y nada le es más natural que acercarse a su objeto de estudio haciendo uso del concepto de cultura.

La antropología es la única disciplina que ha tratado sistemáticamente la alteridad y que ha intentado, con o sin éxito, formular una teoría del encuentro intercultural


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