miércoles, 9 de marzo de 2011

Sesión X: Raymond Firth y S. F. Nadel; la economía y la psicología en la antropología británica / WITCHCRAFT IN FOUR AFRICAN SOCIETIES: AN ESSAY IN COMPARISON SIGFRIED F. NADEL, traducción de Leif Korsbaek

WITCHCRAFT IN FOUR AFRICAN SOCIETIES: AN ESSAY IN
COMPARISON

SIGFRIED F. NADEL

En este texto se propone presentar un modelo en escala pequeña de un análisis comparativo, más exactamente de un análisis de variaciones concomitantes (tomando prestado este término de Durkheim), tal como tiene que aplicar cualquier investigación dirigida hacia la explicación de hechos sociales. Los hechos en cuestión son variedades particulares de la creencia en la brujería. Indirectamente el estudio se refiere también a una hipótesis muy discutida, la suposición de que las experiencias infantiles representen una determinante de primer orden de la cultura.
La comparación involucra dos parejas de sociedades - los nupe y los gwari del norte de Nigeria, y las tribus korongo y mesakin en las Montañas Nuba del Sudán Central. Cada pareja demuestra amplias similitudes culturales combinadas con unas pocas diferencias marcadas, siendo una de las diferencias la diversidad en las creencia en la brujería. Las discusiones se basan en dos propuestas:
1 que cualquier divergencia cultural implica otras divergencias concomitantes en las culturas en cuestión, y
2 que las creencias en la brujería son causalmente relacionadas con frustraciones, anciedades u otras tensiones mentales, exactamente de la misma manera que los síntomas psicopatológicos son relacionados con disturbios mentales exactamente de esta naturaleza.

Brujería entre los nupe y los gwari.
Las dos sociedades son vecinas, viven en un ambientes idénticos, y mantienen contactos frecuentes. Hablan lenguas estrechamente emparentadas y tienen sistemas de parentesco idénticos, basados en sucesión patrilineal, residencia patrilocal y familias extensas localizadas. La organización política y la regulación de la adolescencia masculina son muy similares en ambas tribus, lo que vale también para su economía, no obstante que el mercadeo y el comercio se llevan a cabo a una escala mucho más grande en Nupe. También la religión de los nupe y de los gwari es muy simlar (ignorando aquí la difución más reciente del Islam), y las concepciones de la vida y de la muerte, de un cuerpo poseido de una doble alma (“sombra” y “alma de vida”), o de la reencarnación de las almas ancestrales, son idénticas, y coinciden hasta en la nomenclatura.
Ambos grupos tienen una firme creencia en la brujería; aún durante el periodo de trabajo de campo en las dos tribus ocurrieron un número de incidentes graves que mostraron la fuerza de esta creencia. Ambas perciben la brujería como inequivócamente mala, como desctructora de vidas, principalmente por medio de enfermedades misteriosamente debilitantes, demostrando el poder de las brujas para comer el alma de vida de sus víctimas. Las brujas actuan de noche y no es posible verlos o descubrirlos por medios ordinarios. Toda cosa relacionada con la brujería pertenece a un reino de fantasía que es, casi ex hipótesis intangible y más allá de la verificación empírica. Eso se desprende con máxima claridad de la suposición de que sean solamente las almas sombras de las brujas que circulan de noche y atacan a sus víctimas, mientras que sus cuerpos quedan dormidos en su casa, haciendo así imposible cualquier intento ordinario por comprobar, o en su caso refutar, estas actividades místicas.
Pero hay una diferencia radical entre los dos sistemas de creencias en lo referente a la adscripción de sexo a los brujos. Se supone que sean organizados en una sociedad que es muy claramente modelada sobre asociaciones humanas similares y encabezada por una mujer que es también, en la vida real, la lidereza oficial de las comerciantes. Se puede notar que esta es la única instancia en la cual el mundo de fantasía de la brujería se proyecta en la vida concreta cotidiana y se hace tangible. Las ujeres que supuestamente presiden en la asociación de brujos ocupan una posición excepcional también en otro sentido, pues ella es la única bruja bena, a veces es una bruja reformada, siendo así una persona dispuesta a controlar las actividades siniestras de sus compañeras.
Los hombres encajan en esta configuración de una manera ambígua. Se dice que ciertos individuos poseen un poder similar al de la brujería, que les permite ver a las brujas y tratar con ellas. Este poder es conocido bajo un nombre diferente (eshe) y es esencialmente benigno, así que los hombres que lo poseen pueden combatir a las brujas. Al mismo tiempo, las brujas necesitan la cooperación de los hombres, pues solamente cuando se unan los poderes femeninos y los masculinos se vuelve completamente efectiva, es decir mortal, la brujería de las mujeres. Aquí de nuevo se dice que los hombres usan su poder no tanto para asistir a las brujas, sino más bien para restringir su uso de los poderes, reteniendo la ayuda solicitada. La ambigüedad, entonces, estriba en eso: los hombres son necesarios para que el poder de la brujería llega a su pleno efecto; pero en cuanto clase, los hombres son superiores y no son en si mismos malignos; intentan más bien frenar la brujería maligna. Aún así, se admite que ocurren efectos fatales de la brujería, y se argumenta que unos pocos hombres (cuyo nombre no se puede mencionar) han traicionado su propio sexo y se han convertido en ayudantes de las brujas. La situación general parece ser una de un agudo antagonismo de los sexos, que les asigna a las mujeres las malas intenciones, mientras que los hombres son presentados como benévolos e idealmente decisivos – aunque algo utópicos.
Los hombres nunca son acusados de brujería

Podemos citar un caso y una leyenda.

La leyenda cuenta de un joven rey, “en tiempos pasados”, cuya madre era una mujer

Acerca de las creencias gwari, será suficiente una breve presentación.

Hasta aquí acerca de la imagen general de las dos culturas y sus diferentes conceptualizaciones de la brujería.

Sin embargo, parece que ciertas otras diferencias culturales son congruentes con la diversidad en las creencias en la brujería. Tienen que ver con el matrimonio que es entre los gwari, hablando en términos generales, sin complicaciones serias y sin mayores tensiones, mientras que en Nupe está lleno de estress y hostilidad mutua. Se pueden mencionar dos hechos.
1) La posición económica de las mujeres nupe

2) Como ya se señaló, muchas mujeres casadas se convierten en comerciantes itinerantes.

En la práctica, entonces, los hombres se tienen que someter a las tendencias dominantes e independientes de las mujeres;

Brujería entre los korongo y los mesakin
Esas dos tribus también son vecinas y viven en ambientes similares; aunque hablan lenguas diferentes se conocen mutuamente y a menudo son bilingües.

Así es también la regulación de la adolescencia de los muchachos, con una sola excepción qe será discuida más adelante.
E

Conclusiones
Antes de intentar resumir las conclusiones hay que adelantar unos comentarios generales. Las correlaciones que han sido sugeridas en la anterior discusión, entre creencias en brujería y rasgos particulares de las culturas dentro de las cuales se encuentran (o brillan por su ausencia), no son las únicas que podemos descubrir, aún en el pequeño número de sociedades que estudiamos aquí. No se ha prestado atención a aquellas otras correlaciones principalmente porque nos parecen ser menos importantes; más precisamente parecen pertenecer solamente a las condiciones que facilitan o prohiben la brujería, y no al núcleo de causas y determinantes básicas. Tenemos que presentar dos ejemplos.
Los korongo, que no poseen brujería alguna, tienen una mitología plena y explícita dedicada a la explicación de todas las cosas que existen en el mundo – la creación del hombre y de los animales, el origen de la muerte y de las enfermedades, la invención del fuego, etc. Por otro lado, los mesakin, víctimas de la brujería, no tiene nada semejante. Se puede alegar que una mitologia explícitamente explanatoria presenta una imagen del universo que es menos oscura y confusa que laimagen que nos ofrece una religión que no tenga un apoyo de este tipo; así que se puede suponer que esta falta engendre anciedades y un sentido de inseguridad por lo quepredispone indirectamente a la gente a aceptar los poderes mistriosos y malévolos de las brujas. Sin embargo, parece claro que este factor puede tener solamente una importancia parcial, ya que se pueden citar a muchas culturas que cmbinan una mitología explícita con la creencia en la brujería.
El segundo ejemplo refiere a la naturaleza dualística de las creencias en brujería de los nupe, que encontramos en una cultura y un sistema de ideas que se caracteriza en lo general por una marcada propensidad a las concepciones dicotómicas. Entre los gwari, donde las teorías de la brujería ignoran la polaridad de los sexos, tampoco en el sistema de ideas encontramos tendencia alguna al dualismo. De manera quelas creencias en la brujería y la orientación más amplia son lógicamente coherentes. Aquí, de nuevo, estamos tratando solamente predisposiciones de un carácter general – con maneras de pensar acerca del universo y ordenando sus fenómenos. Esta última correlación tampoco exhibe un nexos causal, por indirecto o parcial que sea, sino solamente una armonía general, un consistencia lógica, articulando las creencias en la brujería con un modo general de pensar.
Aún así, un análisis exhaustiva evidentemente tiene que incluir estos factores y también otros. Hablando de una manera más general, en cualquier investigación de este tipo, basada en “variaciones concomitantes”, tenemos que estar dispuestos a aceptar un número de concomitantes y muchas formas de interdependencia, más que con correlaicone sencillas de uno-a-uno. A penas hay que defender la idea de que solamente estudios de esta muy amplia envergadura pueden satisfacer el nivel de complejidad de las situaciones sociales. Hablando de la presente investigación, no pretendía alcanzar este grado ideal de exhaustividad. Y es posible que una tal exhaustividad en muchos casos seguirá siendo un ideal, inalcanzable en el estado actual de nuestra ciencia .
Dirigiéndonos a las conclusiones propiamente:
1 Las creencias en brujería que hemos estudiado aquí se relacionan causalmente, de manera conspicua, con ancias y tensiones específicas que surgen en la vida social. La expresión “de manera conspicua” es relevante aquí, porque las creencias en la brujería indican la naturaleza exacta de las causas sociales de las cuales son síntomas – relaciones matrimoniales entre los nupe, y las relaciones entre el hermano de la madre y el hijo de la hermana entre los mesakin.
2 Las ancias y la tensión no tienen necesariamente que surgir de las experiencias infantiles exclusivamente; el material que aquí se presenta tiende a mostrar que las experiencias adultas también pueden ser responsables de su surgimiento, y así también de la emergencia de rasgos culturales particulares indicadores de la ancia y de las tensiones.
3 Las creencias en brujería de los nupe y mesakin parecen representar dos potencialidades básicas o tipos. Entre los nupe, la bruja es identificada con la persona que abierta y exitosamente hacen a un lado los valores sociales y así niega el estado deseado de la sociedad y se evalua como “bueno”. Entre los mesakin, la bruja esidentificada con la persona que no puede satisfacer los valores sociales y que, sin embargo, no se encuentra en una situación que le permita rebelarse abiertamente contra ellos; los ataques contra las brujas son ataques contra las víctimas de la sociedad ideal. En el primer caso, uno castiga a los agentes humanos responsables por la frustración que sufren los que creen en el ideal; en el segundo, uno castiga e intenta eliminar el hecho de que la sumisión al ideal social pueda producir frustración. En ambos tipos, la imputación de brujería sirve para manetener el deseado estado de la sociedad, aún si este sea utópico, identificando a la bruja como transgresora – que sea en acción exitosa o en un deseo oprimido no confesado. La brujería entre los gwari, hasta donde nos permitan los datos algo incompletos, parece encontrarse a medio camino entre etsos dos extremos. De paso podemos notar que si la creencia de los mesakin en brujería ejercido por hijos de hermanos y hermanas agravados fuera más que una teoría, entonces eso ejemplifacría un tercer tipo de brujería, en el cual la bruja es identificada con la víctima del “transgresor” y el acto de brujería con una acción punitiva – aunque fuera de proporción e ilegal.
4 A veces se dice que las creencias en brujería “canalizan” la hostlidad o “desvían” los impulsos hostiles a canales relativamente inofensivos, es decir, ayudan a la sociedad a funcionar. Nuestro material no apoya por completo este postulado. El miedo a la brujería y las acusaciones relacionadas con ella solamente acentuan hostilidades concretas y de hecho les dan rienda suelta. Las hostilidades concretas sí son canalizadas, en el sentido de que son dirigidas contra unos pocos chivos expiatorias y no contra un número más grande de víctimas. Pero cada acusación de brujería o castigo de brujas aumenta el estrés en la sociedad, causando un alboroto serio en la vida social, incluyendo venganza de sangre y cosas similares. La acusación de brujería sí desvía las tensiones y los impulsos agresivos; esos son desviados de la sinstituciones mal ajustadas que constituyen su causa – entre los nupe, el matrimonio y el sistema económico, entre los mesakin, las relaciones de parentesco y la regulación de la adolescencia – de manera que estas instituciones puedan seguir operando. Pero siguen siendo mal ajustadas y su operación continua solamente crea  más tensiones. Cada persecución de brujas ciertamente reduce la tensión y el estrés de una manera catárctica, pero la reducción crea en si misma nuevas dificultades y, similarmente, es de corto plazo, pues los casos de brujería surgen todo el tiempo.
En pocas palabras, la creencia en brujería le permite a una sociedad seguir funcionando de una manera determinada, plagada de conflictos y contradicciones que la sociedad imposiblemente puede resolver; las creencias en brujería así absuelven a la sociedad de una tarea que aparentemente rebasa sus fuerzas, o sea un reajuste radical. Pero desde el punto de vista del observador es dudoso si eso constituye más que un paliativo pobre e inefectivo, o la podemos llamar una solución “menos nociva” que la hostilidad abierta o aún la desintegración de las instituciones y relaciones existentes.


Referencias:
Nadel, S. F. (1935). "Nupe Witchcraft and Anti-Witchcraft", Africa, Vol. 8.
Nadel, S. F. (1942). "A Black Byzanthium", Oxford University Press, for the International Institute of African Languages and Cultures.
Nadel, S. F. (1947). "The Nuba", Oxford University Press, for the International Africa Institute.
Nadel, S. F. (1951). "The Foundations of Social Anthropology", New York, Free Press of Glencoe.

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